El juego de sus vidas
Las historias de Justos de las Naciones que dedicaron sus vidas al deporte

Gino Bartali

Italia

Foto entregada por Gino Bartali al joven Giorgio Goldenberg (Shlomo Paz), 1941

Gino Bartali, nacido en Florencia en 1914, fue un campeón de ciclismo de carretera, ganador del Giro d'Italia –una carrera de múltiples etapas- tres veces (en 1936, 1937 y 1946) y dos veces del Tour de France (en 1938 y 1948). Por sus notables logros deportivos se convirtió en un muy popular y sumamente admirado héroe nacional en Italia.

Bartali era un católico devoto. Según su hijo Andrea el arzobispo Elia Angelo Dalla Costa (reconocido como Justo de las Naciones en 2012) había oficiado en la boda de sus padres y mantenía una relación cercana con Gino Bartali. En consecuencia, después de la ocupación alemana de partes de Italia en septiembre de 1943, Bartali –que era un mensajero de la resistencia- comenzó a cumplir un papel importante en el rescate de judíos en el marco de una red iniciada por el arzobispo Dalla Costa y el rabino Nathan Cassuto. Bartali, que era conocido por cubrir largas distancias para entrenarse, trasladaba documentos falsos en el manubrio y el asiento de su bicicleta, de un lugar a otro. Sus actividades cubrían una amplia zona. También distribuía papeles falsificados por la red de Asís, otra operación de rescate impulsada por gente de la Iglesia en esa ciudad. Cuando era detenido y cacheado pedía expresamente que su bicicleta no fuera tocada dado que sus diferentes componentes estaban cuidadosamente calibrados para adquirir una máxima velocidad.

Giulia Baquis testimonió en Yad Vashem que durante la ocupación alemana fue escondida con su familia en la casa de dos hermanas en  Lido di Camaiore, Toscana. Cierto día llegó un ciclista con un paquete e hizo preguntas acerca de su familia. La mayor no estaba en ese momento en la casa y la menor de las hermanas temió que el hombre fuese un colaboracionista, por lo que negó tener conocimiento de la familia Baquis. El mensajero abandonó el lugar sin entregar el paquete. Después de la liberación el miembro de la resistencia que les había arreglado el lugar de escondite les contó que el mensajero había sido Gino Bartali. Otro testigo, Renzo Ventura, escuchó decir a su madre, Marcella Frankenthal-Ventura, que ella, sus padres y una hermana habían recibido documentos falsos traídos por Bartali en nombre de la red de Dalla Costa.

La familia Goldenberg se encontró con Gino Bartali en 1941 en Fiesole. Shlomo Goldenberg-Paz, que por entonces tenía 9 años, relató en Yad Vashem que recordaba un encuentro con Bartali y un familiar de éste, Armando Sizzi, el cual era un amigo íntimo de la familia. Ambos se sentaron conversar con el padre de Shlomo y tuvieron "una discusión de adultos". Recordaba muy bien la ocasión porque el famoso ciclista le había dado una bicicleta y una foto con una dedicatoria, que Goldbenberg-Paz conservó por siempre. Durante 1941 la conversación con Bartali no podría haber sido acerca de documentos ilegales, pero el encuentro con el héroe de su niñez quedó grabado en su memoria.

Más tarde, después de la ocupación alemana, la familia Goldenberg pasó a la clandestinidad; Shlomo fue enviado al principio a un convento, pero luego se unió a sus padres en un apartamento en Florencia que pertenecía a Bartali. La vivienda estaba ocupada por  Armando Sizzi, pero Goldenberg relató a Yad Vashem que sus padres le habían dicho después de la guerra que durante todo ese tiempo Bartali les había ayudado y mantenido. Un primo de Goldenberg, Aurelio Klein, también había escapado a Florencia porque había oído que allí se podía obtener documentos falsos. Permaneció en el apartamento con la familia Goldenberg por algún tiempo y luego huyó a Suiza con ayuda de documentos falsos. Klein relató a Yad Vashem que la madre de Shlomo Goldenberg había recibido documentos falsos de manos de Bartali y que era la única que se atrevía a salir de la vivienda para hacer compras.

Después de la guerra el corredor nunca habló acerca de sus actividades clandestinas durante la ocupación alemana, por lo que muchos de sus audaces esfuerzos siguen siendo desconocidos. Sara Corcos, que trabajó para el CDEC (Centro di Documentazione Ebraica Contemporanea) en Milán, le contó a su sobrina, Shoshan Evron, la hija de rabí Nathan Cassuto, que se había encontrado con Gino Bartali después de la guerra. Este se negó rotundamente a ser entrevistado e indicó que lo había motivado su conciencia, por lo que quería que sus acciones no fuesen documentadas. Sólo cuando Corcos le señaló que estaba emparentada con la familia del rabino Cassuto un emocionado Bartali aceptó hablar, con la condición de que no fuese grabado. En la conversación con Corcos relató acerca de los documentos falsificados y el rol que había cumplido en la distribución de los mismos.

En 2013 Yad Vashem reconoció a Gino Bartali como Justo de las Naciones.