3 de mayo de 1944

Kolozsvár (Cluj), Rumanía

«Se lo ruego, quiérala como una madre, para que sienta mi ausencia con menos intensidad. No le diga dónde estoy. Estoy segura de que hay mucho coraje en su joven alma y muchas preguntas sin respuesta».

La última carta de Isabella Fodor

Isabella Fodor escribió estas palabras en una carta a la Sra. Szomor, en la que le pidió que adoptara a su hija Gita. Isabella fue asesinada en Auschwitz. Gita sobrevivió.

Jaím e Isabella-Bella Fodor vivían en Cluj, en la región de Transilvania en Rumanía. En 1936, nació su hija Gita.

En 1940, el norte de Transilvania fue anexionado a Hungría y continuó siendo parte del territorio húngaro hasta 1945. En 1942, Jaím Fodor fue reclutado en los batallones de trabajadores del ejército húngaro y enviado a Ucrania. En marzo de 1944, los alemanes ocuparon Hungría e Isabella buscó frenéticamente la forma de salvar a su hija pequeña. La trasladó a un orfanato en Nagyvárad con la esperanza de que una familia húngara la llevara a casa. Los Sres. Szomor acordaron llevarse a Gita. Un vecino húngaro informó a las autoridades que los Szomors estaban acogiendo a una niña judía, y Gita fue sacada de casa y enviada al gueto de Nagyvárad, que se estableció el 3 de mayo de 1944. Janusz Szomor fue al gueto y sacó a Gita ilegalmente. Temiendo por su vida, la llevó a su tía en Budapest. Gita y su tía sobrevivieron y fueron liberados en Budapest por los soviéticos.

Después de encontrar un refugio seguro para su hija, Isabella Fodor continuó residiendo en Cluj con su madre, Emilia. El 3 de mayo de 1944, Isabella firmó una declaración renunciando a sus derechos maternos hacia su hija Gita, y acordó la adopción de Gita por parte de los Sres. Szomors. El documento incluye la solicitud de Isabella de que Gita se convierta al catolicismo. La deportación de los judíos del gueto de Cluj a Auschwitz comenzó a finales de mayo. Isabella y su madre Emilia fueron deportadas y asesinadas. El padre de Gita, Jaím Fodor, pereció mientras estaba en los batallones de trabajos forzados.

Tras la guerra, Gita y sus parientes regresaron a Cluj. En 1958, contrajo matrimonio con David Nemesh, un sobreviviente del Holocausto de Rumanía, y en 1959, la pareja emigró a Israel para instalarse en Rosh a-Ain. Tuvieron dos hijos: una niña, Shifra, y un niño, Moshé-Micky.

En 1994, Gita Fodor-Nemesh presentó una Hoja de Testimonio en memoria de su madre Isabella-Bella, y en 2006, donó la última carta de su madre y el documento de adopción a Yad Vashem para la posteridad.

3 de mayo de 1944

Querida Sra. Szomor:

La escritora de esta carta es una madre angustiada que está siendo llevada junto a su familia a un destino desconocido. Seguramente ha escuchado sobre nuestra situación actual. Lo mismo que sucedió en su ciudad está sucediendo ahora en la nuestra. Le envío un documento de adopción para mi pequeña hija, en el que se la entrego por su propio bien. De esta manera, tal vez se salve y no se la lleven. No tengo otra elección. Le ruego que utilice este documento para que se salve. Trate de hacerle entender que se ha convertido al catolicismo y que ahora es cristiana, y que debe ser educada como tal. Sé que esta es una misión muy difícil para Vd., pero éste es el camino a seguir ahora. En cualquier caso, si es demasiado difícil para Vd. y no tiene éxito en esta empresa, envíe a la niña con su hermana... para que pueda esconderla en su pueblo. Se lo ruego, quiérala como una madre, para que sienta mi ausencia con menos intensidad. No le diga donde estoy. Estoy segura de que hay mucho coraje en su joven alma y muchas preguntas sin respuesta.

Le envío 20 forintos vía mensajero, pero no sé cuándo y en qué condiciones le llegarán. Se lo ruego, rece a Dios en nuestro nombre y haga que la niña también ore, para que pueda ver y abrazar a mi hija nuevamente. Por favor escríbame y manténgame en contacto regularmente. Pídale a mi hija que escriba, no importa el qué, solo quiero ver su letra. Le pido una vez más, que me escríba cómo está, qué está pasando con ella. Saludos cordiales a su esposo. Le agradezco su buen corazón, su nobleza y su generosidad. Un millón de besos a mi querida hija de una madre angustiada cuyo alma y corazón están llorando.

Una vez más, le ruego, Sra. Szomor, que cuide de mi hija.

Bella

La última carta de Isabella Fodor
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