La liquidación de la comunidad judía de Monastir en el Holocausto

Judíos sentados sobre taburetes en los depósitos de la fábrica de tabaco “Monopol”, Skopje, marzo de 1943

Una planificación meticulosa

Hacia fines de 1941 ya habían comenzado las negociaciones entre los representantes de la Alemania nazi y el gobierno búlgaro concernientes a la deportación de los judíos de los territorios búlgaros. A lo largo de 1942, continuó la propaganda antisemita, y la distribución de panfletos y libros antijudíos en el país. En agosto de 1942 se estableció el Comisariado de Asuntos Judíos que supervisó y señalizó las propiedades judías. En septiembre, los judíos fueron obligados a llevar señalización de la Estrella de David. Durante todo este tiempo continuaron las negociaciones entre los alemanes y los búlgaros en torno al destino de la población judía de Bulgaria. En octubre de 1942, finalizaron las discusiones relacionadas con la deportación de esta última.

El 22 de febrero de 1943, Alexander Bélev y Theodor Dannecker, el representante de Adolf Eichmann en Bulgaria, firmaron el acuerdo para la deportación preliminar de 20.000 judíos a las «regiones alemanas del Este» (Polonia). El acuerdo detallaba las estaciones de salida, el número de personas, la cantidad de trenes y el orden en el cual estos operarían. En la primera etapa, el acuerdo se refería a 12.000 judíos de Tracia y Macedonia. Este fue el único acuerdo firmado entre Alemania y otro país concerniente a la deportación de la población judía del mismo.

Tras una semana, el 2 de marzo, el gobierno de Bulgaria refrendó el acuerdo. Aquel mismo día también decidió que los deportados perderían la ciudadanía búlgara, los judíos de los territorios anexados nunca fueron ciudadanos búlgaros. Además, todas las propiedades de los deportados, así como los de la comunidad fueron confiscados.

Inmediatamente después de la firma del acuerdo comenzaron los preparativos para la expulsión. Al frente de la operación en Macedonia fue designado Zahari Velkov, y Kiril Stoimenov a cargo de la región que incluía a Monastir.

El operativo (Aktion)

Al amanecer del 11 de marzo de 1943, los representantes del Comisariado, encabezados por Stoimenov, irrumpieron en las casas de los judíos y expulsaron a sus habitantes. Más temprano, a las 2 de la madrugada, centenares de «gente de confianza» se había concentrado en cuarteles de policía a lo largo de Macedonia. Su tarea consistiría en evacuar y deportar a los judíos. Además, se reunieron centenares de carros en la proximidad de las comisarías de policía, estos carros debían transportar el equipaje de los judíos y los enfermos.

El barrio judío de Monastir fue dividido en diez secciones, y a cada una se le asignó una unidad de policías y soldados. Se decretó el toque de queda en la ciudad y se prohibió todo tipo de movimiento. Entre las 5 y las 6 de la mañana, se comunicó a los judíos que tenían una hora para estar listos con su equipaje para viajar al centro del país. A la 7, fueron expulsados de sus viviendas y reunidos. Después de la evacuación de las habitaciones, un agente de policía realizaba una inspección para asegurar de que todos los miembros de la familia habían salido. Los judíos fueron conducidos a las zonas de reunión y cacheados, confiscando todos los objetos de valor. 793 familias, 3.351 personas, fueron deportados de Monastir en la mañana fría y nevada del 11 de marzo de 1943.

«Nos hicieron subir a vagones de carga, con nuestro equipaje, 60 personas en cada uno, muchos de pie. No había agua. Los niños lloraban... una mujer se puso en cuclillas para dar a luz .. a la medianoche llegamos a Skopie. Los vagones se abrieron y nos empujaron dentro de dos edificios grandes…dentro los soldados búlgaros nos golpeaban sin pausa. Al amanecer, nos dimos cuenta de que estábamos en Skopie, en el edificio de la compañía estatal de tabaco, y de que todos los judíos de Macedonia habían sido concentrados allí aquel día.»
(Albert Sarfati, sobreviviente de Monastir)

En el campo de «Monopol»

El jefe del operativo de deportación de Macedonia, Zahari Velkov, buscó un lugar apropiado que sirviera como campo de detención previa a la expulsión. Al principio, fueron ubicados dos campos, uno en Monastir y el otro en Skopie, pero debido a presiones alemanas para adelantar la deportación de los judíos de Bitola, la idea de utilizar dos campos fue cancelada: un solo campo bastaría. Los almacenes de la fábrica estatal de tabaco «Monopol» fueron escogidos como los más adecuados, y los edificios fueron adaptados para servir de campo de detención.

De acuerdo a las reglas instituidas en el campo, los detenidos tenían prohibido hablar o encontrarse con cualquier persona del exterior. Médicos del exterior tenían prohibida la entrada. Los enfermos recibían ayuda de médicos judíos que también se hallaban detenidos en «Monopol». Durante la detención temporal en el campo, fueron anunciadas numerosas limitaciones, entre ellas las de fumar, juegar, leer periódicos, beber alcohol, recibir comida del exterior del campo, incluso mirar a través de las ventanas, escribirse el uno al otro y pasar de una habitación a la otra. Los prisioneros podían utilizar los lavabos sólo en grupos y bajo vigilancia. Los 7.300 prisioneros tenían a disposición sólo 15 lavabos. Las enfermedades eran frecuentes y no pasaba un sólo día sin que alguien muriese.

«El hedor se volvió rápidamente insoportable... Cuando la gente se asomaba a la ventana, la policía disparaba... Cundía el hambre. Solamente al quinto día fue nombrado un cocinero, pero no había suficientes ollas... la comida se distribuía una vez al día ... Uno de los policías nos golpeaba más que sus colegas... un sadista como no había otro... durante el día caminaba con un enorme azote y golpeaba a la gente indiscriminadamente... Se dio una directiva general de proveer de leche a los bebés, pero los policías y los agentes se la bebieron.»
(Helena León Ishach, una médica de Monastir)

El 11 de marzo, once líderes de la comunidad de Monastir, entre ellos León Kamhi, que habían sido deportados a aldeas búlgaras en diciembre de 1942, fueron traídos por tren desde Sofía hasta Skopie. Al llegar, fueron golpeados por los policías y llevados a la prisión local. Al día siguiente, fueron conducidos a punta de bayoneta a los almacenes de la fábrica «Monopol» en los que estaban concentrados los judíos de Macedonia.

En tránsito a Treblinka

Todos los judíos encerrados en la fábrica «Monopol» fueron deportados y asesinados en el campo de Treblinka. Fueron conducidos allí en tres transportes, a pesar de que el plan original hablaba de cinco.

El 21 de marzo, llegaron a Skopie funcionarios de la jerarquía búlgara y alemana, entre ellos el embajador alemán en Sofía, Adolf Heinz Beckerle, Alexander Bélev y Theodor Dannecker. Era la víspera del primer transporte de judíos de Macedonia, y sin duda deseaban supervisar personalmente el operativo que habían organizado. Recorrieron las habitaciones observando a los prisioneros, que los miraban pasar de pie, silenciosos y atemorizados. 7.144 judíos fueron deportados desde el «Monopol» a Treblinka: doce murieron en el trayecto.

El primer transporte, que partió el 22 de marzo de 1943, condujo 2.388 personas a Treblinka. Sólo un día antes se había establecido que el número sería 1.600. Los prisioneros recibieron un poco de comida, pero antes de partir, se anunció sorpresivamente que 800 personas más se agregaban al transporte. Poco antes de la salida del tren las personas agregadas fueron empujadas dentro de los vagones sin que pudieran recoger sus raciones. El convoy estaba formado por 40 vagones de carga, cada uno con un pequeño barril de agua y algunos cubos para las necesidades. En cada vagón se hacinaban 80 personas. Un capitán y 120 soldados búlgaros designados por el Ministerio del Interior, vigilaban el transporte. Acompañaron el tren hasta Lopovo y allí se encontraron con policías alemanes. El jefe de la policía de seguridad Rot se hizo cargo de acompañar al convoy hasta Treblinka. Seis días más tarde, en horas de la mañana del 28 de marzo, el tren llegó al campo. Cuatro personas fallecieron durante el viaje.

El 25 de marzo, tres días después del primer transporte, partió el segundo con 2.402 personas a bordo. Una unidad policial alemana, comandada por el sargento Buchner, había llegado dos días antes a Skopje para organizar y escoltar el transporte. Uno de los vagones no tenía siquiera ventanas. Cuando se solicitó a los guardias cambiar el vagón por otro, la áspera respuesta fue que no había tiempo para encontrar un vagón nuevo y que el transporte debía abandonar inmediatamente. Llegó a la estación de Malkinia, cercana a Treblinka, por la tarde del 31 de marzo. Una hora más tarde, 20 vagones fueron conducidos a Treblinka. El resto permaneció en Malkinia hasta la mañana siguiente y luego llevado al campo. Tres personas murieron en el viaje.

El tercer transporte con los últimos 2.404 judíos detenidos en «Monopol» partió la tarde del 29 de marzo, viajando por una ruta similar a la seguida por los anteriores. El trayecto finalizó el 5 de abril a las 7 de la mañana. Entre las 9 y las 11, los viajeros se apearon de los vagones en Treblinka. También este transporte fue organizado y custodiado por policías alemanes. Cinco personas fallecieron durante el viaje.

Ocho sobrevivientes

El campo de detención de «Monopol» cesó sus actividades el 29 de marzo de 1943, el día en el que el último transporte de judíos de Macedonia partió para Treblinka. Funcionó durante 18 días, durante los cuales, 165 judíos fueron liberados por orden de las autoridades búlgaras: 32 médicos y sus familias, 35 farmacéuticos y sus familias, 74 ciudadanos españoles y sus familiares de primer grado, 19 ciudadanos albaneses y sus familiares de primer grado y 5 ciudadanos italianos con sus familiares de primer grado.

Entre ellos había sólo tres miembros de la comunidad de Monastir: la Dra. Helena León Ishach, su esposo y su madre. Además de ellos, cinco miembros de la comunidad lograron escapar del campo: Niko Pardo, Allegra Aroesti-Pardo, Albert Moshón Aroesti, Albert Sarfati y Yosef Kamhi.

Durante diez días, Niko Pardo hizo tres intentos de fuga. El primero desde el tren que traía a los judíos de Monastir a Skopje, el segundo dentro de una ambulancia que salía del campo de «Monopol», pero fue capturado, golpeado y conducido de regreso al campo; el tercero, dos días antes del transporte final, cuando consiguió escabullirse entre el grupo de judíos que era llevado a realizar trabajos forzados, aquella vez se encontró fuera del «Monopol».

A Niko le siguió Allegra, la esposa de su hermano Aharón, que había emigrado a la tierra de Israel en 1941. Allegra escapó por un hueco en la cerca de madera que rodeaba el campo. Niko y Allegra se escondieron en la casa de familiares que habían sido liberados del campo. Al día siguiente partieron por un tortuoso itinerario que los llevó a la frontera con Albania. Allí fueron encarcelados por los albaneses durante tres meses y luego liberados. Permanecieron allí hasta el fin de la guerra.

Albert Moshón Aroesti, de 36 años, escapó la noche del 24 al 25 de marzo. Se escondió durante 24 horas en el domicilio del apóstol Shumanov en SkopIe y luego se trasladó a Uroshevats, en la zona de ocupación italiana, donde permaneció hasta el fin de la guerra.

Yosef Kamhi, uno de los once líderes de la comunidad de Monastir que había sido exiliados a Sofía y luego traídos a «Monopol», encontró refugio en la residencia del cónsul italiano Lavosa en SkopIe. El cónsul le sugirió que se disfrazara de soldado italiano y huyera de la ciudad, pero Kamhi logró llegar a la frontera con Albania utilizando sus propios subterfugios y se salvó.

Un edicto del Consejo de Ministros búlgaro ordenó la liquidación de las propiedades que los judíos habían perdido. Dinero en efectivo y otros valores fueron entregados al Banco Nacional búlgaro y los bienes muebles fueron concentrados en depósitos especiales. Los bienes fueron vendidos por cantidades ínfimas y las sumas percibidas entregadas al Comisariado de Asuntos judíos. La liquidación de las propiedades judías de Monastir comenzó el 24 de marzo de 1943, sólo dos días después de que el primer transporte partió de «Monopol» en dirección a Treblinka.

Los judíos de Bulgaria corrieron mejor suerte. El intento de deportarlos fracasó gracias a la intervención de ciertos factores dentro del poder búlgaro, entre ellos miembros del clero, políticos y miembros de la familia real.

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