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Secuelas

Después de la Segunda Guerra Mundial, los judíos sobrevivientes trataron de encontrar a sus familiares, casi siempre en vano. El recibimiento hostil, por parte de la población local, los empujó a los campos de desplazados en Alemania, Austria e Italia. Cerca de 70.000 sobrevivientes consiguieron llegar de forma ilegal a la tierra de Israel, donde muchos de ellos lucharon en la Guerra de Independencia.
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Los dos millones de judíos que quedaron con vida en la Unión Soviética, los cientos de miles que se salvaron de algún modo, o subsistieron en los campos, trataron de encontrar algún familiar o amigo que sobrevivió las atrocidades.

Los remanentes de las comunidades judías salieron de los campos, los bosques y los escondites, y al regresar a sus hogares, luego de la repatriación, tuvieron que enfrentarse con la ira y la hostilidad de sus antiguos vecinos. Muchos temían que los judíos regresasen para exigir la devolución de sus propiedades robadas. Cerca de 1.000 supervivientes fueron asesinados por grupos antisemitas en Polonia inmediatamente después de finalizar la guerra.

Muchos comenzaron a trasladarse al occidente. Algunos se establecieron temporalmente en las cercanías de la frontera germano–polaca y allí establecieron instituciones comunitarias que les ayudaron a prepararse para una nueva vida. Se fundaron hospitales que trataron a los sobrevivientes enfermos y agotados, guarderías infantiles, escuelas y granjas de capacitación agrícola.

Después de una etapa de recuperación continuaron hacia occidente y hacia el sur, en dirección a la costa italiana. Los remanentes, «sheerit ha-pletá» en hebreo, exigieron el derecho a la emigración libre, particularmente a la tierra de Israel. El Joint Distribution Committee extendió su ayuda a los desplazados en foma de alimentos y ropas, la subvención de las actividades educativas y la inmigración clandestina a la tierra de Israel (la «Brijá»). Alrededor de un tercio de los desplazados judíos emigraron a los Estados Unidos, Canadá, Australia y países latinoamericanos.

Al finalizar la guerra, los países aliados, en especial los Estados Unidos, reunieron decenas de miles de sobrevivientes en los campos situados en Alemania, Austria e Italia. Con la ayuda de la «Brijá» se sumaron a ellos muchos miles más de repatriados que habían regresado de la Unión Soviética. Hacia fines de 1946 sumaban 250.000 personas que lograron organizar en los campamentos una vibrante y multifacética vida judía, en educación, cultura, religión y política.

Durante la guerra, los Aliados habían expresado su intención de procesar a los responsables de crímenes contra la humanidad. Al finalizar la misma, los Estados Unidos, la URSS, Gran Bretaña y Francia constituyeron el Tribunal Militar Internacional que fijó los criterios jurídicos para el enjuiciamiento de los criminales de guerra. El deseo de acentuar la dimensión universal de los crímenes nazis hizo incluir el exterminio de los judíos y de otras naciones dentro de la categoría de crímenes contra la humanidad. Los juicios se llevaron a cabo en la ciudad alemana de Núremberg y el más importante fue realizado contra 22 de los jerarcas más importantes del régimen nazi. Entre 1945 y 1949 fueron enjuiciados 31.651 criminales de guerra nazis, de entre los centenares de miles que actuaron durante la guerra.

En esa misma época, el pueblo judío luchó contra la política enunciada en el «Libro Blanco» del gobierno británico que limitaba drásticamente la emigración judía a la tierra de Israel. Cerca de 70.000 sobrevivientes del exterminio se abrieron camino clandestinamente en barcos desvencijados entre 1945 y 1948. Los británicos respondieron con la internación en Chipre de 52.000 de los refugiados que fueron capturados. El Joint y emisarios del movimiento sionista extendieron ayuda a los detenidos en Chipre y constituyeron un puente entre éstos y la tierra de Israel.

El 29 de noviembre de 1947, la Asamblea General de las Naciones Unidas decidió finalizar el Mandato británico por medio de la partición de Palestina y el establecimiento de un estado judío y otro árabe en ese territorio. Al día siguiente, la lucha estalló y los sobrevivientes jugaron un papel importante en las batallas y en la Guerra de la Independencia que comenzó el siguiente mes de mayo. Casi la mitad de las fuerzas combatientes de Israel, en la segunda fase de la guerra y después de la creación del Ejército de Defensa de Israel, y un cuarto de los caídos en la guerra, eran sobrevivientes del Holocausto.