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Semana 1, capítulo 5: Refugiados

Este capítulo forma parte del curso en línea: "El Holocausto: el abismo de la humanidad"

La Conferencia de Evián y la cuestión de los refugiados judíos en los años 1930

En 1938, cuando la situación de los judíos bajo el dominio directo nazi empeoró, la emigración se convirtió en una necesidad inmediata y urgente. Dado que muchos países habían cerrado sus puertas, los judíos abandonaron Alemania como refugiados en terrible desolación, tratando de llegar a cualquier destino posible. En julio de 1938, tuvo lugar la Conferencia de Evián para tratar del problema de los refugiados. A través de la historia del artista Félix Nussbaum y de una de sus obras, abordaremos la difícil situación de los refugiados judíos y su búsqueda de sitios a dónde emigrar.

Por un lado, durante las deliberaciones, la mayoría de los países expresaron su solidaridad con los refugiados, y por otro hicieron hincapié en las dificultades y razones que les impedían absorberlos en su territorio. ¿ Cómo explicar esta contradicción?

Uno de los intentos de los judíos de escapar de Alemania fue el famoso caso del barco Saint Luis. El St. Louis era un barco alemán que zarpó de Hamburgo, Alemania, transportando refugiados, en su mayoría, judíos a La Habana, Cuba, en mayo de 1939. En este video Ana María Kalman Gordon, sobreviviente del Holocausto quien estuvo a bordo del St. Louis nos relata sobre su experiencia.

EL CAPITÁN DEL BARCO ST. LOUIS - JUSTO DE LAS NACIONES

Gustav Schroeder fue el capitán del fatídico viaje del Saint Louis, que, en mayo de 1939, zarpó desde Hamburgo a las Américas con más de 900 pasajeros judíos a bordo. Después de cruzar el Atlántico, a los fugitivos de la Alemania nazi, muchos de los cuales ya habían sido arrestados una vez a raíz de la Kristallnacht en noviembre de 1938, las autoridades cubanas y estadounidenses les negaron la entrada. El barco paria se vio obligado a regresar a Europa. Sin embargo, en lugar de regresar directamente a un puerto alemán, el Capitán Schroeder se detuvo en el viaje de regreso, negándose a regresar a Alemania hasta que haya encontrado un refugio seguro para sus pasajeros judíos. Incluso fue tan lejos como para desarrollar un plan de contingencia por el cual el St. Louis naufragaría espectacularmente cerca de la costa inglesa para obligar a las autoridades británicas a tomar medidas. Finalmente, sin embargo, se encontró una solución, y se permitió a los pasajeros desembarcar en Amberes, después de que Bélgica, Gran Bretaña y Francia llegaron a un acuerdo con el Comité de Distribución Conjunta Judía Estadounidense (Joint) para recibir a un cierto número de personas.

Si el St. Louis se hubiera dirigido directamente a un puerto alemán, sus pasajeros judíos seguramente habrían terminado en campos de concentración nazis. Fue, por lo tanto, principalmente gracias al coraje y la determinación del Capitán Schroeder de no abandonar a sus pasajeros judíos a su suerte que muchos de ellos pudieron escapar de la trampa de la muerte nazi.

El 11 de marzo de 1993, Yad Vashem decidió reconocer al Capitán Gustav Schroeder (póstumamente) como Justo de las Naciones.

 

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