A través de una minuciosa investigación de las inigualables colecciones de objetos y documentos de archivo relacionados con el Holocausto, Yad Vashem no solo puede contar las historias de las víctimas del Holocausto, sino también restaurar sus identidades, identidades que los nazis intentaron erradicar. Una de estas investigaciones ha tenido lugar recientemente y concierne a un par de pendientes, donados a Yad Vashem unos 80 años después de haber permanecido escondidos en el gueto de Beregszász (Berehove) en Hungría.
Como en otros tantos guetos de Europa durante el Holocausto, antes de que los judíos del gueto de Beregszász fueran deportados, se les ordenó que entregasen sus objetos de valor a los alemanes. Cualquier judío que se encontrase con un objeto valioso podía ser ejecutado en el acto. Fue en una de estas ocasiones, en las que una joven llamada Zisso entregó su par de pendientes a su vecino de 17 años, Eliezer Smilovits, para que se los escondiera. En lugar de entregarlos a las autoridades, Eliezer decidió esconderlos bajo el suelo, enterrándolos.
Poco después, en mayo de 1944, el gueto de Beregszász fue liquidado y los judíos, incluidos Zisso y Eliezer junto a sus familias, fueron deportados al campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau. La mayoría de ellos fueron asesinados poco después de su llegada.
Sin embargo, Eliezer fue llevado a trabajos forzados junto a su hermano mayor Zeev. Con los números de prisioneros tatuados en sus brazos, ambos jóvenes fueron trasladados al subcampo de Auschwitz, Buna-Monowitz. Hacia el final de la guerra, Eliezer y Zeev se vieron obligados a participar en una «marcha de la muerte». Eliezer fue llevado al campo de concentración de Mauthausen, liberado a principios de mayo de 1945. Desafortunadamente, Zeev no sobrevivió. De los siete miembros de la familia Smilovits, sólo dos sobrevivieron: Eliezer y su hermana menor, Sheva.
Después de la guerra, Eliezer regresó a Beregszász, donde, para su asombro, encontró el par de pendientes enterrados exactamente en el mismo lugar en el que los había depositado. Los guardó como un recuerdo de Zisso y su familia, quienes habían sido asesinados.
Antes de fallecer, Eliezer se aseguró de que su nieto donase los pendientes a Yad Vashem para que Zisso y todos los que perdieron la vida durante el Holocausto nunca fueran olvidados. Cuando los pendientes llegaron a Yad Vashem, los expertos del Departamento de Artefactos de la División de Museos comenzaron a trabajar para descubrir varios hechos básicos. ¿Quién era exactamente Zisso? ¿Qué le ocurrió? ¿Sobrevivió alguien más de su familia? Evgeny Rozin de Yad Vashem inició una investigación en profundidad acerca de su pasado para arrojar luz sobre el misterioso artefacto.
Junto a los pendientes había una nota que Eliezer había escrito, en la que se incluían algunos detalles sobre la joven que recordaba como Zisso. La carta también mencionaba los nombres de las dos hermanas de Zisso y que su padre era el shamash (cuidador) de la Gran Sinagoga en la ciudad de Beregszász. Sin embargo, faltaba el apellido de Zisso.
El personal del de Yad Vashem revisó exhaustivamente la Base Central de Datos de Nombres de Víctimas de la Shoá de Yad Vashem para tratar de localizar los nombres de las víctimas del Holocausto de Beregszász, y se pusieron en contacto con sobrevivientes del Holocausto de la misma ciudad, así como con varios investigadores especializados en su historia. Con los datos que Eliezer había dejado sobre Zisso y los miembros de su familia, pudieron localizar el nombre de la calle en la que vivían.
Finalmente, encontraron una fotografía familiar en un sitio web de la comunidad judía de los Cárpatos con la siguiente leyenda: «Yosef Weiss, shamash (cuidador) de la Gran Sinagoga». La foto, que había sido enviada por el nieto de Yosef, Tibor, muestra a Yosef con su esposa, tres hijas y cuatro hijos. Yad Vashem se puso en contacto con Tibor y juntos descubrieron más detalles que permitieron retratar una imagen más completa. La genealogista Bela Huber también ayudó a localizar los nombres de otros miembros de la familia.
Zisso era en realidad Magdalena Weiss, la menor de los siete hijos de Yosef y Amalia Weiss de Beregszász. Aproximadamente un año antes de la deportación de los judíos de Beregszász, Yosef murió. Su hijo, Nandor-Shmuel (el padre de Tibor) reemplazó a Yosef como shamash de la Gran Sinagoga. Todos los miembros de la familia Weiss fueron deportados a Auschwitz-Birkenau. Nandor-Shmuel y dos de sus tres hermanas sobrevivieron hasta el final de la guerra. Lamentablemente, sus hermanas sucumbieron al tifus poco después de la liberación.
Los pendientes que Eliezer guardó durante todos estos años son uno de los únicos objetos tangibles que permiten demostrar que Magdalena (Zisso) Weiss existió. Gracias al meticuloso trabajo de investigación del personal del Departamento de Objetos de Yad Vashem, ahora se pueden contar sus historias y las de su familia. Los objetos son parte del mosaico del Holocausto: los testigos eternos de las personas que alguna vez vivieron y fueron brutalmente asesinadas por los nazis y sus colaboradores.
Las familias Weiss y Smilovits han salido del olvido, y sus nombres y recuerdos están registrados en la Base Central de Datos de Nombres de Víctimas de la Shoá de Yad Vashem, así como en los corazones y las mentes de las generaciones venideras.