Monya Dunaevski, de 19 años, quiso alistarse al Ejército Rojo a pesar de su corta estatura, que le hubiera significado acceder a una exención. En el curso de la guerra un tren que lo transportaba junto con otros soldados fue bombardeado; Dunaevski fue el único sobreviviente. Descalzo y en shock caminó de una aldea a otra hasta que encontró otra unidad del ejército con la que continuó hasta Berlín.

