Una profunda dimensión ético-cultural en la conmemoración del Holocausto
El universo que fue
En el vestíbulo de la exposición se muestra una definición del término "Shoah" en inglés, polaco y hebreo; al final del pasillo que sale de esta se proyecta la oración "Ani maamin" (Yo creo), uno de los principios de la fe judía, y en el trasfondo se escucha una grabación coral de esta. En la sala contigua rodea al visitante un montaje cinematográfico de 360 grados sobre la vida de los judíos antes del Holocausto. Esta parte esencial de la exhibición relata la vida de los judíos asesinados. Fragmentos de películas privadas originales sobre las distintas comunidades a lo largo de Europa y el norte de África, entre las cuales destacan fotos en colores poco comunes, envuelven al visitante con escenas, voces e imágenes de hombres, mujeres y niños judíos en su medio ambiente y comunidades anteriores a la catástrofe. Esa gente, filmada en sus alegrías y duelos, en el trabajo, los estudios y las festividades, constituían un mosaico humano de estilos de vida, adherencia religiosa y ocupaciones profesionales, al igual que sus coterráneos no judíos. En el montaje fueron integradas imágenes de científicos famosos, filósofos eminentes e intelectuales prominentes. A todos, sin excepción, el régimen nazi condenó a morir, por el simple hecho de ser judíos.
Ideología asesina
En el segundo piso el visitante entra a una sala que contiene una muestra impactante y directa de la ideología nazi alemana. Esta no provenía de un conflicto de intereses pasajero sino era la versión alemana racista, integral y moderna de un antisemitismo "redentor", que exigía el aniquilamiento del pueblo judío, ese peligroso "subhumano", en aras de los pueblos arios "superiores".
La fila de altavoces a ambos lados de la sala y las pantallas que cuelgan del cielo raso muestran los textos, las fotos y las voces en alemán, con traducción al polaco, inglés y hebreo. Los dogmas y principios nazis golpean los sentidos y con toda intención transmiten el ambiente de terror y agresión característicos del nazismo. Aquí se exhiben las raíces del Holocausto: la ideología nazi, fundamentada en una concepción del mundo racista y antisemita, fue la fuerza motriz principal detrás del Holocausto judío. Auschwitz-Birkenau -junto a los otros sitios y campos de exterminio- fue la más horrible y elaborada extensión de esa doctrina.
El exterminio
El próximo capítulo de la exposición está dedicado al asesinato masivo de los judíos. En absoluta contraposición a la sala anterior, en esta reina el más absoluto silencio, un silencio fúnebre. En uno de los extremos del espacio aislado del ruido se proyectan sobre una pantalla fotografías de judíos deportados a los campos; entre estas fotos del álbum de Auschwitz. En otro extremo se proyectan videos del campo de exterminio de Birkenau, tan cercano a la exhibición, que permite al visitante percibir el significado de su presencia en uno de los sitios donde los nazis perpetraron sus crímenes genocidas. No sólo en Auschwitz los nazis y sus colaboradores asesinaron judíos, también los fusilaron, los asfixiaron con gases, los condenaron a morir de hambre y los obligaron a realizar trabajos forzados hasta morir a lo largo y ancho de Europa. Por ello la larga pared de la sala está cubierta con un amplio mapa de la "geografía del asesinato" – los sitios de matanza y los campos de exterminio que se extienden por la Europa que había sido ocupada por los nazis. Además, sobre pantallas digitales intercaladas en el mapa se proyectan imágenes del exterminio.
El espíritu humano
Después de la visita a las secciones que muestran la ideología nazi y el asesinato de los judíos se revelan ante los visitantes la lucha física y espiritual de los judíos ante la realidad horrible de la Shoah. Cortos fílmicos que utilizan diarios personales y cartas originales de la época hacen oír las voces de las víctimas y testimonios de sobrevivientes que atestiguan sobre sus esfuerzos heroicos para preservar su dignidad humana. De los cortos el visitante toma conocimiento de los justos de las naciones que arriesgaron sus vidas para salvar judíos durante el Holocausto, a diferencia de la gran mayoría de sus vecinos, que los abandonaron y que en muchos casos incluso colaboraron en su captura y asesinato. Con todas sus fuerzas los judíos lucharon para conservar su imagen humana y el honor del prójimo, defender sus valores personales, familiares y comunitarios y oponerse a quienes intentaron destruir esos fundamentos humanos universales.
A continuación los visitantes pasan al espacio dedicado al exterminio de los niños y siguen a otro en el que está situado el "Libro de Nombres". En el extremo de la sala cuelgan 12 fotos enmarcadas, como si fuera la pared de una habitación familiar; los marcos contienes fotografías de sobrevivientes, con sus hijos y nietos. Las fotos están en realidad proyectadas sobre una pantalla, y van cambiando, de tal modo que son exhibidas 250 de estas, con el mismo contenido. Las fotos constituyen un testimonio de los esfuerzos exitosos de los sobrevivientes de volver a construir sus vidas después del trauma sufrido durante los años del Holocausto.
Reflexionar sobre el pasado, contemplar el futuro
Durante el recorrido y al finalizar los visitantes podrán reflexionar sobre preguntas existenciales y filosóficas que despierta la conducta humana demostrada durante el Holocausto y sopesar como podrían ellos mismos asumir la responsabilidad y obrar en aras de un futuro mejor. Para ello sirven los dos cuartos contiguos a la salida de las salas de exhibición, un sitio dedicado a la reflexión y contemplación personal o grupal, o a discusiones guiadas.