José Arturo Castellanos, nacido en El Salvador, comenzó su vida profesional como coronel del ejército. En 1937 ingresó al servicio exterior de su país, sirvió por primera vez en Liverpool y en 1938 fue nominado Cónsul en Hamburgo. Ante la desesperada situación de los judíos en Alemania a fines de la década de 1930, pidió permiso a sus superiores para emitir visados que les permitieran a los judíos abandonar Alemania. Recibió órdenes escritas de no emitir tales visados. El 2 de enero de 1939 envió una carta al Ministro de Relaciones Exteriores de El Salvador, describiendo la terrible situación de los judíos e intentando persuadirlo para que cambiara su política, pero en vano, ya que no recibió permiso para extender dicha ayuda.
En 1941 Castellanos se convirtió en Cónsul de El Salvador en Ginebra. Durante este tiempo, Castellanos decidió desviarse de sus instrucciones. Su consulado proporcionó certificados de ciudadanía a miles de judíos en la Europa ocupada en un esfuerzo por protegerlos de la deportación. Los documentos de ciudadanía fueron entregados a judíos que no tenían conexión alguna con El Salvador y que no tenían conocimiento alguno de la lengua española. Dichos documentos, emitidos por países neutrales, proporcionaron cierta protección y, por lo tanto, salvaron vidas. Esta operación de rescate fue un esfuerzo conjunto de Castellanos y George Mandel, un empresario judío húngaro, que había asumido una versión en español de su apellido, «Mantello». Mandel-Mantello había conocido a José Arturo Castellanos en los años previos a la Segunda Guerra Mundial, y después de que Castellanos fuera nombrado Cónsul General de El Salvador en Ginebra, nombró a Mantello, para servir como Primer Secretario del Consulado.
Con el consentimiento de Castellanos, George Mantello emitió documentos que identifican a miles de judíos europeos como ciudadanos de El Salvador. Los documentos fueron enviados a judíos en Francia y otros países ocupados, y comenzando el año 1944 a judíos en Hungría. En mayo de 1944, el gobierno de El Salvador cambió y el nuevo presidente se alineó con otros países occidentales que eran proclives al rescate de los judíos de Hungría. A partir de este momento, Castellanos recibió el apoyo de su país para su actividad de rescate.
El 3 de mayo de 2010, Yad Vashem reconoció a José Arturo Castellanos como Justo de las Naciones.
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