"Veíamos lo mismo día a día: cadáveres, asesinatos y golpes."
Tema Weinstock

Introducción

El 20 de enero de 1945 aproximadamente 1.000 prisioneras judías fueron evacuadas del campo de Schlesiersee (actualmente Sława) en Alta Silesia, Polonia occidental, una región que había sido anexada a Alemania. Fueron forzadas a participar en una “marcha de la muerte”, que partió en dirección sudoeste. En el trayecto pasaron por otros campos y otras mujeres fueron agregadas a la marcha.

El 5 de mayo de 1945, después de recorrer una distancia de más de 800 km, la marcha se detuvo en el pueblo de Volary (en alemán: Wallern) en Checoslovaquia, no lejos de la frontera con Alemania y Austria.

106 días de marcha rigurosa en la nieve. 106 días de hambre lacerante y enfermedades, humillación y muerte.

De las cerca de 1.300 mujeres que marcharon hasta Volary unas 350 sobrevivieron.

Esta exhibición está basada en la investigación más actualizada sobre las marchas de la muerte, testimonios de sobrevivientes y veteranos del ejército norteamericano, junto a documentos del juicio del comandante de la marcha Alois Dörr.

 

LOS DÍAS QUE PRECEDIERON A LA MARCHA DE LA MUERTE

Trabajos forzados de mujeres judías en Schlesiersee: cavado de fosas antitanque

En octubre de 1944 aproximadamente 1.000 prisioneras de Auschwitz-Birkenau –mujeres jóvenes venidas principalmente de Hungría y del gueto de Lodz- fueron enviadas por tren a Schlesiersee, un campo subsidiario de Gross-Rosen en la Baja Silesia, Polonia occidental, territorio que había sido anexado a Alemania.

Fueron alojadas en dos granjas cercanas, donde vivían en condiciones sanitarias tremendamente insalubres. Dormían sobre paja desparramada sobre el piso.

El comandante del campo era Karl Herman Jäschke, de la Policía de Seguridad alemana (Schutzpolizei), que anteriormente había servido en la prisión de Breslau.

Las mujeres hacían diariamente un recorrido de unos 3 km en ambas direcciones desde las granjas al sitio de trabajos forzados. Eran obligadas a excavar fosas antitanque en la tierra cubierta de nieve, usando solamente palas y otros utensilios manuales. Reinaba un frío lacerante, sus vestiduras ligeras eran inadecuadas y recibían muy poco alimento. Estaban cubiertas de piojos que se pasaban las unas a las otras y muchas enfermaron. En los tres meses de trabajos forzados decenas de ellas perecieron. Las muertas eran sepultadas cerca de la valla que rodeaba su alojamiento.

Hacía un frío terrible en Schlesiersee y dado que estábamos pobremente vestidas muchas de nosotras llevábamos la única manta que poseíamos para usarla durante el trabajo. Hacían un chequeo tres o cuatro veces a todas las mujeres que volvían del trabajo y aquellas que eran sorprendidas usando sus mantas recibían un castigo de 25 azotes... las muchachas eran golpeadas hasta sangrar. De las cien chicas con las cuales trabajaba treinta recibieron este castigo una misma vez. También solían golpearnos por tener la ropa un poco húmeda o sucia. Era prácticamente imposible evitar esto ya que nuestro trabajo consistía en cavar fosas antitanque en la nieve.Testimonio de Zisla Heidt ante un oficial de inteligencia norteamericano el 16 de mayo de 1945 en Volary.

Al aproximarse el Ejército Rojo los alemanes evacuaron a las mujeres de Schlesiersee. La evacuación se tornó una marcha de la muerte.

La sobreviviente del Holocausto Valeria Juhasz rememora los trabajos forzados en el campo de Schlesiersee
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Pico usado por las prisioneras forzadas a cavar fosas antitanque en la zona de Schlesiersee
Pico usado por las prisioneras forzadas a cavar fosas antitanque en la zona de Schlesiersee
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El sexto Día de la marcha de la muerte, 40 km desde el comienzo

Jueves 25 de enero de 1945
Masacre en Alt-Hauland

La marcha de la muerte de las prisioneras del campo de Schlesiersee, bajo la supervisión del comandante del sitio Jäschke, comenzó el 20 de enero de 1945. Jäschke recibió órdenes de no dejar a nadie atrás. Las mujeres fueron obligadas a marchar a pie durante ocho días, en los que cubrieron una distancia de 95 km en dirección noroeste, hasta llegar al campo de Grünberg. Al salir de Schlesiersee cada una había recibido una hogaza de pan. No sabían si recibirían, y cuándo, más comida. Sólo con sus vestimentas delgadas sobre la espalda y calzadas con zuecos de madera sumamente incómodos caminaban bajo un clima gélido. Las más débiles eran llevadas en carretillas empujadas por sus compañeras. Los guardias las incitaban a apurar, para que no se produjeran demoras. Toda aquella que no guardaba el paso era fusilada. No está claro cuántas sobrevivieron el trayecto hasta Grünberg. Por lo menos 150 fueron fusiladas o murieron de hambre y agotamiento por el camino.

El 25 de enero, después de haber caminado más de 40 km, alrededor de 40 mujeres, las más débiles, fueron asesinadas en las cercanías de la aldea de Alt-Hauland, actualmente Stary Jaromierz, Polonia. Sus cuerpos fueron trasladados posteriormente al cementerio del pueblo vecino de Kargowa.

Una comisión formada para investigar los crímenes cometidos contra el pueblo polaco en Zielona Gorà (anteriormente Grünberg) examinó la masacre de las mujeres en el bosque, reunió testimonios de vecinos y resumió de la siguiente forma en el informe que redactó en 1967:

Los alemanes apartaron a 38 mujeres exhaustas que no podían continuar marchando y desde ése momento no recibieron nada para comer. Más tarde, alrededor de las 15.00, fueron cargadas en tres carros... y sacadas junto con siete guardias que acompañaron el transporte al bosque. Al llegar al bosque ordenaron a los carreteros... que se detuviesen. Entonces comenzaron a asesinar a esas mujeres indefensas. Fueron asesinadas a sangre fría, de la forma más inhumana posible.

Uno de los carreteros declaró en su testimonio:

Las mujeres... se veían miserables y exhaustas... el jefe de la aldea dijo que estaban siendo conducidas al hospital... Cuando llegamos al bosque ellos [los guardias alemanes] nos ordenaron detenernos y comenzaron a fusilar a las mujeres... después de que fueron sepultadas... esos guardias estaban borrachos y continuaron bebiendo. También a mí me ofrecieron alcohol.

Las sobrevivientes del Holocausto Lea Holits y Valeria Juhasz se refieren a la masacre en Alt-Hauland durante la marcha de la muerte
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El noveno Día de la marcha de la muerte, 95 km del comienzo

El campo de Grünberg

El 28 de enero de 1945 las mujeres de Schlesiersee llegaron a Grünberg. Hanah Kotlicki (de soltera Anny Keller), una prisonera de Grünberg, recuerda su llegada:

Dos días antes de que partiéramos de Grünberg llegó a nuestro campo un contingente de alrededor de 1.000 mujeres... la mayoría de Hungría y mujeres de Lodz... no sabíamos que existían esas cosas. Muchachas... sin cabello, con zuecos de madera sin medias, envueltas en harapos. Cada una con su manta gris. Llegaron después de una marcha extenuante. Era invierno y habían estado durmiendo a la intemperie... Lo primero que hicieron al llegar fue romper nuestros armarios y robar todo lo que poseíamos... estaban muy hambrientas. No habían comido o bebido por varios días. Las mirábamos y no podíamos creer que seres humanos se vieran así... poco sabíamos que ése sería nuestro mismo destino.

En febrero de 1942 se estableció un campo de trabajos forzados para mujeres judías en Grünberg, al noroeste de Breslau (actualmente Wroczlaw). Las reclusas eran obligadas a trabajar en la fábrica local de textiles DWM (Deutsche Wollwaren Manufaktur). La mayoría eran jóvenes –entre 15 y 30 años- y provenían de la Alta Silesia oriental, Polonia. Trabajaban en turnos de 12 a 14 horas. El 1 de julio de 1944 el campo dejó de ser una instalación de trabajos forzados establecida por la  Organización Schmelt (una red que dirigía una cadena de “shops” y campos que explotaban la mano de obra judía en la Alta Silesia oriental, Baja Silesia y los Sudetes) y pasó a ser un subcampo de Gross-Rosen, por lo cual las condiciones en el mismo se deterioraron. A fines de noviembre de 1944 había 971 prisioneras en Grünberg.

Uno o dos días después de la llegada de las mujeres de Schlesiersee Grünberg fue evacuado. Las prisioneras de ambos campos fueron divididas en dos grupos.

El primer grupo, de unas 700 mujeres, fue conducido a pie en dirección noroeste hasta Jütebog, donde subieron a un tren. Durante un mes recorrieron más de 400 km. Muchas perecieron en el camino o fueron asesinadas. Se desconoce el número exacto de víctimas. Las sobrevivientes llegaron a Bergen-Belsen.

El segundo grupo, compuesto por alrededor de 1.100 mujeres, fue obligado a marchar aproximadamente 480 km en dirección suroeste y llegó al campo de Helmbrechts en Bavaria cinco semanas más tarde.

  • La sobreviviente del Holocausto Lilli Silbiger recuerda el trato a las prisioneras en el campo de Grünberg
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  • La sobreviviente del Holocausto Gerda Klein relata sobre el trabajo en el telar en el campo de Grünberg
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  • La sobreviviente del Holocausto Pauline Kleinberg rememora la humillante selección en el campo de Grünberg
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  • La sobreviviente del Holocausto Sara Lebron habla de la amistad y el apoyo mutuo en el campo de Grünberg
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La fábrica textil en Zielona Góra (anteriormente Grünberg), 1995
La fábrica textil en Zielona Góra (anteriormente Grünberg), 1995
Mitón tejido por Kala Londner de Dąbrowa Górnica, Polonia
Mitón tejido por Kala Londner de Dąbrowa Górnica, Polonia
Fela Szeps en una foto de los 1930
Fela Szeps en una foto de los 1930

El décimo día de la marcha de la muerte, a 120 km del comienzo

Lunes 29 de enero de 1945
Día 10 de la marcha: partida a Helmbrechts – parada en en el campo de Christianstadt

El 29 de enero de 1945 las prisioneras y sus guardianes partieron de Grünberg, algunas sin calzado alguno, con sus pies envueltos en harapos. Sus posesiones consistían en una manta delgada, un tazón de lata y una cuchara. Cada una recibió un pedazo de pan. El comandante ear el mismo que había traído a las prisioneras de Schlesiersee – Karl Herman Jäschke.

Las venidas de Schlesiersee eran las que estaban en peores condiciones. Habiendo permanecido en Grünberg sólo un día o dos todavía no estaban recuperadas de la marcha anterior. Después de unos 6 km una de las mujeres, Amalia Klagsbald, se desplomó. Sus amigas trataron de ayudarla pero uno de las guardias le disparó en la cabeza. Su cuerpo quedó tirado en el lugar.

El 31 de enero llegaron a Christianstadt, un campo de trabajo para mujeres situado a uns 40 km al suroeste de Grünberg, que contenía una fábrica de municiones. En Christianstadt algunas decenas de mujeres escaparon de las filas de caminantes. Algunas regresaron a Grünberg y otras fueron capturadas y devueltas a Christianstadt. En su testimonio Cila Federman (de soltera Magrkevits) recuerda:

Llegamos a Christianstadt... todas las calles estaban colmadas de personas que huían de los rusos. Comencé a caminar con todos los alemanes... de pronto me encontré con mi amiga Mania... también ella había escapado... y estaba con una muchacha de Leipzig que sabía alemán, Hanka (Anny Keller). Hanka indicó que dijéramos que éramos refugiadas que necesitábamos un lugar para pasar la noche.... entramos a una casa y nos dieron una cama... Nos dormimos... en medio de la noche escuchamos golpes en la puerta... ¡Policía!... Nos llevaron a una estación de policía donde ya había algunas muchachas enfermas que habían colocado sobre un trineo... tuvimos que arrastrarlas algunos kilómetros hasta que llegamos donde estaban las chicas... recibimos una paliza terrible... el hombre que nos había traído le dijo a la guardiana del campo que nos vigilara hasta la mañana... el mismo vendría a colgarnos.... nuestra amiga, Hanka, habló con la alemana y la convenció que nos sacase del sótano en el que estábamos encerradas.

Las sobrevivientes del Holocausto Herta Goldman y Bronia Landau hablan del asesinato de las rezagadas en la marcha de la muerte
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El día 16 de la marcha de la muerte, 185 km del comienzo

Domingo 4 de febrero de 1945
Día 16 de la marcha: asesinato de FUGITIVAS cerca de Weisswasser

El 2 de febrero de 1945 continuó la marcha de las prisioneras, después de unos dos días en el campo de Christianstadt. Aparentemente algunas reclusas de ése campo fueron agregadas al grupo de las que llegaron de Grünberg. Continuaron en dirección suroeste. Algunas de las mujeres de Grünberg se aprovecharon del caos que reinaba cuando el campo fue evacuado para escapar.
Cada intento de evasión frustrado por los guardias de la marcha era seguido por palizas salvajes mortales o por el fusilamiento de las escapadas. En el curso de la caminata desde Christianstadt a Weisswasser –adonde llegaron alrededor del 7 de febrero- hubo varios intentos de escapatoria. Algunas de las mujeres fueron capturadas. Algunas de ella fueron golpeadas y fusiladas; esa fue la primera vez que las prisioneras de Grünberg fueron testigo de una ejecución pública, un espectáculo que les dejó cicatrices indelebles.
Gerda Weissman Klein, una sobreviviente de la marcha, describió el deseo de escapar en su memoria All but My Life:

Empezamos a ilusionarnos con la idea de escapar. Algunas muchachas ya se habían escabullido bajo la cubierta de la oscuridad… "Debemos irnos" quise susurrar. En lugar de ello me oí diciendo: "Quizás esta noche".

"¡Reunirse todas!" resonó la voz del SS. Por algunos momentos estuvimos atentas. Entonces escuchamos voces aterrorizadas y suplicantes desde el bosque. Tres hombres de las SS habían reunido a 14 muchachas en el bosque. Ahora las estaban haciendo formar frente a nosotras. El comandante sacó su pistola. Las muchachas gritaron. El comandante disparó una y otra vez y las muchachas cayeron, una sobre la otra.

Cerré mis ojos y apreté la mano de Ilse. En ese momento juré que nunca trataría de escapar, nunca pondría en peligro nuestras vidas, nunca me apartaría del sendero que nos estaba llevando a la muerte.

  • La sobreviviente del Holocausto Lilli Silbiger habla del asesinato de aquellas que trataron de escapar de la marcha de la muerte
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  • La sobreviviente del Holocausto Herta Goldman se refiere a la huida de la marcha de la muerte
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El día 23 de la marcha de la muerte, 240 km del comienzo

Domingo 11 de febrero de 1945
Día 23 de la marcha – masacre en Bautzen

Alrededor del 10 de febrero, cerca de una semana después de la ejecución pública de la que habían escapado en Wesswasser, las mujeres se detuvieron por una noche cerca de Bautzen. Por la mañana cada una recibió una hogaza de pan. Durante la distribución los guardias notaron que faltaban algunos panes. Nadie confesó haberlos robado y los panes que faltaban no fueron devueltos. En vista de eso Jäschke, el comandante de la marcha, decidió ralear las filas. Las prisioneras recibieron la orden de formar una línea y cada décima prisionera fue conducida al bosque y fusilada. Entre 50 y 60 mujeres fueron masacradas ése día. Unas ocho fueron llevadas también al bosque para enterrar a las muertas.

Halina Kleiner estuvo entre las elegidas para sepultar a las asesinadas. Esta tarea les hizo ganar a cada una de ellas una hogaza de pan:

Comimos el pan… era "pan sangriento", pero lo comimos… No hubo sentimientos, ni emociones fuera del hambre terrible.

Entre el 13 y el 15 de febrero las prisioneras llegaron a Dresden, que estaba siendo bombardeada por los Aliados. Los bombardeos masivos se les antojaron una enorme hoguera a las mujeres, como si todo el mundo estuviese siendo consumido por las llamas. Mary Robinson-Reichmann recuerda en su testimonio que algunas de las prisioneras fueron obligadas por los guardias a pasar toda la noche sobre uno de los puentes, con la esperanza de que fuesen blanco de los bombarderos y perecieran en el ataque. El puente no fue impactado y las mujeres sobrevivieron. La marcha continuó por otras dos semanas.

El 1 de marzo llegaron al campo de Oelsnitz, en Bavaria. Permanecieron allí un día y fueron divididas en dos grupos. 179 prisioneras definidas como "incapacitadas para caminar" fueron enviadas por Jäschke en carros al campo de Zwodau. El resto continuaron en camino.

Las sobrevivientes del Holocausto Hanah Kotlicki and Elizabeth Brown hablan de la masacre en Bautzen durante la marcha de la muerte
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El día 46 de la marcha de la muerte, 570 km del comienzo

El campo de Helmbrechts: cinco días en un "infierno"

El 6 de marzo de 1945, 621 prisioneras llegaron al campo de Helmbrechts. Jäschke y sus hombres las dejaron a merced del comandante del lugar, SS Unterscharführer Alois Dörr y el personal bajo su mando. Al llegar les quitaron la ropa para fumigarla, por temor al contagio de enfermedades. Fueron obligadas a esperar de pie durante horas hasta que les devolviesen sus vestimentas húmedas.

Helmbrechts era un campo de concentración para mujeres en Bavaria, a unos 16 km al suroeste de la ciudad de Hof. Fue establecido en el verano de 1944 y contenía a unas 600 trabajadoras forzosas, mayormente no judías, en su mayoría de Europa oriental (Polonia, Rusia y los Países Bálticos), algunas francesas y 25 alemanas. Trabajaban en la fábrica de municiones de Helmbrechts.

La estadía en el campo fue descripta por las sobrevivientes como un infierno en la tierra – la peor parte de la marcha de la muerte. Fueron alojadas en dos cabañas nuevas, sin calefacción ni condiciones sanitarias elementales. Una de las cabañas fue designada para alojar enfermas y algunas decenas de mujeres recibieron literas de madera. En la otra el piso frío estaba cubierto por una capa fina de paja. Por las noches las puertas eran clausuradas y la salida estaba prohibida. Había dos cubos para los desperdicios, una cantidad inadecuada para los centenares de prisioneras, muchas de las cuales sufrían de disentería. Por las mañanas eran azotadas porque la cabaña estaba sucia.

Las prisioneras no recibían ningún cuidado médico y las raciones de comida eran especialmente exiguas dado que no trabajaban.

Uno de los castigos que imponían a las prisioneras en Helmbrechts consistía en obligarlas a permanecer de pie durante horas bajo el techo mientras goteaba agua lentamente sobre sus cabezas. Frania Reifer (Frances Henenberg), una joven judía de Wadowice, Polonia, fue castigada de esa manera por poseer fotos “contrabandeadas” de su familia asesinada. Fue forzada a permanecer descalza un día entero bajo temperaturas gélidas.

44 prisioneras perecieron en Helmbrechts. Más tarde fueron sepultadas en una fosa común en el cementerio judío de la ciudad de Hof, ubicada en las cercanías.

Al aproximarse el frente occidental el campo fue evacuado. Por la tarde del 13 de abril 577 prisioneras judías y 590 no judías –entre las cuales había 25 alemanas- salieron de Helmbrechts. Antes de partir Dör ordenó la distribución de ropas sobrantes únicamente a las prisioneras no judías. La caravana estaba escoltada por el personal del campo, que consistía de 25 mujeres y 22 hombres, incluido el comandante, Dör, que estaba al frente de la marcha.

Se encaminaron en dirección sureste. 60 prisioneras judías enfermas fueron llevadas en camiones a Schwarzenbach an der Saale. Muchas otras se fueron debilitando y debieron ser ayudadas por sus compañeras de marcha.

  • La sobreviviente del Holocausto Eva Abrams habla sobre la vida en la barraca de enfermas en el campo de Helmbrechts
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  • La sobreviviente del Holocausto Frances Henenberg recuerda los castigos brutales en el campo de Helmbrechts
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  • La sobreviviente del Holocausto Rivka Degani recuerda el arribo al campo de concentración de Helmbrechts
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Cabaña en el campo de Helmbrechts
Cabaña en el campo de Helmbrechts
 
Lápida sobre una fosa común de víctimas del Holocausto
Lápida sobre una fosa común de víctimas del Holocausto
Piedra en memoria de los muertos en el campo de Helmbrechts
Piedra en memoria de los muertos en el campo de Helmbrechts

El día 84 de la marcha de la muerte, 587 km del comienzo

Viernes 13 de abril de 1945
Día 84 de la marcha de la muerte: 17 km, 16 asesinatos

Cada mañana algunas no se levantaban. Estaban muertas. Al principio los alemanes mataron a muchas. Después nos acostumbramos. Veíamos lo mismo cada día. Cadáveres, matanzas y palizas. Tema Weinstock (de soltera Pinczewska)

El 13 de abril las mujeres marcharon 17 km desde Helmbrechts a Schwarzenbach. Después de recorrer unos 5 km uno de los guardias tiroteó a una prisionera que no podía caminar más y dejó el cuerpo en el lugar. El 16 de abril un granjero encontró el cuerpo, con la cara desfigurada por el balazo. La enterraron en el cementerio de Ahornberg, un pueblo que los americanos habían ocupado el día anterior. Cuando la marcha pasó por ése pueblo las prisioneras suplicaron por comida y agua pero los guardias impidieron que los habitantes les proporcionasen ayuda.

A unos 2 km de  Ahornberg, poco antes de Modlitz, uno de los guardias condujo a dos mujeres exhaustas al bosque y les disparó un tiro en la cabeza. Los americanos que entraron a Modlitz el 15 de abril encontraron los cuerpos y los enterraron allí mismo.

Después de salir de Modlitz uno de los guardias fusiló a otras dos mujeres que no podían continuar. Una de ellas no murió de inmediato. Los habitantes escucharon sus gritos y gemidos pero nadie se animó a acercarse; la mujer murió durante la noche. El 14 de abril los residentes de Modlitz la enterraron donde la habían hallado.

En la ruta de Modlitz a Wölbersbach uno de los guardias le disparó un tiro en la cabeza a una prisionera de 20 años que por su estado de debilidad se había rezagado. El 14 de abril los habitantes de Wölbersbach encontraron el cuerpo y le dieron sepultura en el mismo sitio en que la hallaron. Después de que la marcha pasó por Seulbitz y cruzó una hondonada estrecha los guardias dispararon a cuatro mujeres en la cabeza porque estaban demasiado débiles para seguir caminando. Los cuerpos fueron encontrados por habitantes del pueblo que les dieron sepultura en ese mismo lugar.

Por la tarde las mujeres llegaron a Schwarzenbach an der Saale. Las llegadas a pie pasaron la noche a la intemperie, en un terreno cercado en las afueras del pueblo. No recibieron comida ni algo caliente esa tarde y tampoco al día siguiente. Las enfermas que habían llegado en camión fueron conducidas a un edificio gracias a la intervención del vicealcalde de  Schwarzenbach. Una de las guardias femeninas las empujaba y arrastraba; algunas reptaban, vencidas por la debilidad y el cansancio. Tampoco las enfermas recibieron alimento alguno.

Durante la noche murieron cinco de las enfermas en el edificio. Otra moribunda fue llevada al cementerio de Schwarzenbach junto con las que ya habían fallecido; murió por el camino. Las seis están sepultadas allí.

La sobreviviente del Holocausto Herta Zauberman recuerda el tormento del hambre en la marcha de la muerte
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Schwarzenbach, Alemania. Fotografiada después de la guerra
Schwarzenbach, Alemania. Fotografiada después de la guerra
Schwarzenbach, Alemania. Fotografiada después de la guerra
Schwarzenbach, Alemania. Fotografiada después de la guerra
Schwarzenbach, Alemania. Fotografiada después de la guerra
Schwarzenbach, Alemania. Fotografiada después de la guerra
Schwarzenbach, Alemania. Fotografiada después de la guerra
Schwarzenbach, Alemania. Fotografiada después de la guerra
Schwarzenbach, Alemania. Fotografiada después de la guerra
Schwarzenbach, Alemania. Fotografiada después de la guerra

El día 85 de la marcha de la muerte, 604 km del comienzo

Sábado 14 de abril de 1945
Día 85 de la marcha de la muerte: las fuerzas americanas se acercan

En la mañana del 14 de abril las enfermas fueron subidas a un carro acoplado a un tractor. Su condición se había deteriorado de forma drástica y una de las guardianas las golpeó con una porra por no alinearse con premura. Algunas avanzaban lentamente, a gatas. Apenas subieron el tractor pasó por el terreno donde habían dormido las otras y recogió a 15 mujeres que no podían seguir marchando. Fueron llevadas a Rehau y abandonadas allí.

Ése mismo día las restantes caminaron 17 km desde Schwarzenbach an der Saale, vía Quellenreuth y Rehau, a Neuhausen. Después de unos 4 km una de las prisioneras se rezagó y Kowaliv, uno de los guardias la fusiló cerca de Quellenreuth. El cuerpo fue hallado más tarde y sepultado allí mismo. La segunda víctima del día fue una prisionera que fue conducida a un bosque a la izquierda de la ruta entre Rehau and Asch, a unos 5 km después de que la marcha pasó por Rehau. Fue fusilada en ése lugar y cerca de allí, a la derecha, otra prisionera fue muerta a tiros. Más adelante otras dos prisioneras de Hungría -Aranka Brody, de 29 años y Elsa Habermann de 17- fueron fusiladas a 40 – 50 metros la una de la otra. Los cuerpos de las cuatro mujeres fueron encontrados por soldados norteamericanos, que llegaron a la zona el 9 de mayo. Fueron sepultadas en una fosa común en Rehau.

El mismo día o el siguiente Basha Wechsler, de Dąbrowa Górnica, Polonia, de 24 años de edad, fue fusilada. Basha había estado siendo ayudada por su amiga Anny Keller (Hanah Kotlicki). Inge Schimming, una de las escoltas, la apartó de su amiga y la arrastró al bosque. Schimming regresó sola.

La marcha llegó a Neuhausen situada en la frontera montañosa entre Alemania y Checoslovaquia (los Sudetes). Ese día las prisioneras no recibieron ningún alimento y durmieron al descampado.

A Neuhausen llegó un mensajero de las SS que informó a Alois Dörr, el comandante de la marcha, que tenía órdenes de interrumpir los fusilamientos de las prisioneras y liberarlas dado que los americanos se estaban aproximando. También los guardias recibieron órdenes de dejar de fusilar y causar daños a las prisioneras. Dörr ignoró la orden.

Esa noche Dörr recibió la notificación de que los americanos estaban a 15 km de Neuhausen. Se le comunicó que se estaban realizando negociaciones con los Aliados y se le ordenó destruir toda la documentación. Dio la orden de quemar documentos y decidió continuar la marcha de inmediato. En el caos que se produjo por la partida nocturna, alrededor de 50 prisioneras del grupo de mujeres no judías que había salido de Helmbrechts escaparon. Además algunas de las guardias femeninas aprovecharon la oportunidad de huir bajo la protección de la oscuridad.

La sobreviviente del Holocausto Hanah Kotlicki habla del asesinato de su amiga Basha Wechsler en la marcha de la muerte
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Días 86-95 de la marcha de la muerte, 730 km del comienzo

Entre Zwodau y Wilkenau: ametrallamiento de las mujeres en los carros

El 17 de abril las caminantes llegaron al campo de Zwodau, donde se encontraron con las prisioneras enfermas que habían sido enviadas desde Ölsniz por Karl Herman Jäschke, el comandante de la primera sección de la marcha. De las 160 enfermas que habían llegado a Zwodau, 37 fallecieron hasta la evacuación del mismo. Las mujeres de la marcha también se encontraron con aquellas que habían sido trasladadas en el camión desde Schwarzenbach a Rehau, y de allí a Zwodau. En el campo también estaban confinadas alrededor de 150 prisioneras judías que habían sido transferidas desde otros campos aún antes de la llegada del grupo de Helmbrechts. En Zwodau Dörr recibió órdenes de dejar allí a todas las prisioneras no judías que había traído desde Helmbrechts y llevarse solamente mujeres alemanas y las prisioneras judías, en total unas 800. Las judías estaban enfermas, demacradas y sumamente débiles. Después de un día de descanso abandonaron el campo.

Después de una semana de marcha, en la que recorrieron más de 70 km, llegaron a Neustadt en medio de una lluvia torrencial la tarde del 23 de abril.

A la mañana siguiente, 24 de abril, las mujeres dejaron Neustadt y después de caminar 22 km llegaron a la aldea de Wilkenau en horas de la tarde. Las demasiado débiles y enfermas para caminar eran llevadas en carros tirados por caballos, escoltados por guardias y soldados alemanes en retirada. Cerca de Ronsperg la columna fue ametrallada por aviones norteamericanos que pasaron en vuelo rasante. Algunas prisioneras murieron y otras resultaron heridas. Algunos soldados llevaron a Netka Demska –que había sido herida- al hospital militar local y más tarde uno de los guardias la llevó de regreso a la marcha. Netka sobrevivió. Otra joven, Sonya Federman, también sufrió heridas en el bombardeo. Unos de los guardias no permitió que fuese tratada de sus heridas, alegando: “No hay hospitales para judíos. Los judíos no se merecen ser tratados.”

También algunos caballos resultaron muertos en el ataque. Las hambreadas prisioneras se abalanzaron sobre los cadáveres, arrancando la carne cruda y la grasa con las manos limpias para devorarla. Durante el ametrallamiento Mary Reichmann (Robinson), que estaba muy debilitada, se cayó del carro en el cual viajaba. Su amiga Lola Lehrer le trajo un poco de hígado de caballo para comer; Mary está convencida de que eso le salvó la vida.

Algunas de las prisioneras se aprovecharon del caos reinante durante el tiroteo para escapar. En Wilkenau las integrantes de la marcha fueron colocadas en graneros. En el patio de una de las granjas las prisioneras encontraron una parva de forraje podrido, no apto para el consumo animal. Algunas de ellas corrieron hacia la parva y comenzaron a comer del forraje. Uno de los guardias disparó sobre ellas e hirió a una en la pierna. Luego se acercó y le dio un tiro en la cabeza.

Ese día las prisioneras recibieron una ración de sopa, preparada por los habitantes de Wilkenau, por orden de los guardias.

Esa misma noche al menos nueve de las mujeres murieron. Fueron enterradas junto con la prisionera que había sido ejecutada.

La sobreviviente del Holocausto Mary Robinson relata acerca del bombardeo de la marcha cerca de Ronsperg
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Día 96 de la marcha de la muerte, 750 km del comienzo

Miércoles 25 de abril de 1945
Día 96 de la marcha: intentos de asistencia por parte de los habitantes de Taus (Domažlice)

Durante muchos días las prisioneras no recibieron comida o bebida. En días “buenos” dormían en graneros situados a la vera del camino, pero muchas noches durmieron sobre la nieve, al descampado, allí donde hacían un alto para pernoctar. Eran cada vez menos. Cada mañana encontraban los cuerpos de las que habían fallecido durante la noche, derrotadas finalmente por el agotamiento, la inanición y el frío.

El 25 de abril las prisioneras salieron de Wilkenau. Cerca de 1.5 km después de la partida un guardia disparó a una de las mujeres en el pecho, cerca de Neugramatin. El cuerpo quedó abandonado en el sitio.

Ése mismo día cruzaron la frontera entre la región de los Sudetes y el Protectorado de Bohemia y Moravia (actualmente parte de la República Checa) y llegaron a la ciudad de Taus (actualmente Domažlice). Habitantes locales intentaron dar comida y bebida a las prisioneras y eran abiertmente hostiles a los guardias alemanes, que trataron de dispersarlos disparando al aire. Algunas se aprovecharon de la situación para escapar. Más adelante, los residentes checos de la villa de Mardken trataron de dar comida a las prisioneras. Dörr comenzó a tener cuidado y a evitar las rutas principales y a dirigir la marcha por poblaciones de los Sudetes cuyos habitantes checos habían sido evacuados, quedando en ellas sólo alemanes.

Al finalizar el día, después de caminar cerca de 20 km, llegaron a Maxberg. Dörr exigió al alcalde que procurase alojamiento para todas las prisioneras. Éste explicó que no había graneros lo suficientemente amplios para acomodar a todas y sugirió que sean alojadas en diferentes lugares. Dörr decidió que pasasen la noche al descampado. Los habitantes locales les prepararon sopa. Durante la distribución se produjo un alboroto. Las hambrientas mujeres empujaron las unas a las otras y el reparto fue interrumpido. Esa noche y a la mañana siguiente no recibieron nada para comer.

Durante la noche fallecieron por lo menos tres de las mujeres.

  • La sobreviviente del Holocausto Helen Finder comenta sobre los panes que los checos arrojaron a las prisioneras
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  • Una sobreviviente del Holocausto recuerda la ayuda brindada por los habitantes de Domažlice
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  • La sobreviviente del Holocausto Bronia Landau habla del escape de la marcha de la muerte

El 104 día de la marcha de la muerte, 875 km del comienzo

Seis días antes del fin de la guerra – la llegada a Volary

El 3 de mayo de 1945 325 prisioneras judías y 25 alemanas alcanzaron Volary. El grupo que había marchado a pie llegó por la tarde y las enfermas transportadas en carros arribaron más tarde, cuando caía la noche. Los habitantes de Volary intentaron entregar alimentos pero los guardias lo impidieron. Una de las guardianas golpeó a las prisioneras que alargaban sus manos pidiendo comida.

Dörr había decidido liberar a las prisioneras restantes. Planeó llevarlas a la vecina ciudad de Prachatice, en la frontera entre el Protectorado (las Tierras Checas) y Alemania, y dejarlas allí en libertad. En la tarde del 4 de mayo realizó una selección. 150 judías y las 25 alemanas continuaron marchando. Las 125 restantes fueron calificadas como incapacitadas para caminar. 35 de ellas fueron subidas a vehiculos conducidos por el mismo Dörr y algunos de los guardias. La intención era reunir más vehículos para llevar el resto de las mujeres a Prachatice.

A unos 5 o 6 km de Volary los vehículos fueron ametrallados por aviones norteamericanos, pero las prisionears no sufrieron heridas. Una de las guardias, Ruth Schultz, que estaba embarazada, murió en el acto, y dos más resultaron heridas. Algunas prisioneras aprovecharon la situación para escapar, pero la mayoría de las mujeres en los vehículos estaban demasiado débiles y los guardias las encerraron en un granero en el pueblo de Bierbruck.

No lejos del granero tres guardias sorprendieron a 12 mujeres del grupo caminando, las pusieron contra un muro y las fusilaron. Los cuerpos quedaron en el lugar. Los guardias querían vengar la muerte de Ruth Schultz y las heridas de las otras y estaban furiosos porque las mujeres judías hubiesen salido ilesas. Aparentemente uno de los guardias era el compañero de aquella y el padre del niño no nacido.

El grupo continuó a Prachatice vía Pfefferschlag. Cerca de destino un guardia disparó a una de las mujeres en la cabeza. Su cuerpo fue encontrado después de la llegada de los americanos y enterrado en el cementerio de Prachatice.

Las mujeres llegaron a Prachatice por la noche, y fueron puestas bajo la responsabilidad de la milicia local, la Heimwehr. Las 25 prisioneras alemanas fueron puestas en libertad.

En una cabaña de una fábrica de muebles de Volary permanecían 140 mujeres moribundas. Los dos guardias que habían quedado a cargo de ellas esperaron en vano que los vehículos regresaran de Prachatice para recogerlos junto con las prisioneras. Por la noche abandonaron el lugar.

La sobreviviente del Holocausto Nelly Blumner rememora las condiciones espantosas durante la marcha de la muerte
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El 106 día de la marcha de la muerte, 890 km desde el comienzo

El último día de la marcha de la muerte

En la mañana del 5 de mayo de 1945 tres guardias expulsaron a todas las mujeres, menos a una, del granero de Bierbruck donde habían sido encerradas. La restante, Lola Lehrer, consiguió esconderse y fue encontrada más tarde por el dueño de la granja, que le brindó cuidados.

Por cerca de media hora los guardias las obligaron a correr por lo alto de una ladera y dentro de un bosque cercano. 19 de las 22 mujeres fueron fusiladas y sus cuerpos quedaron abandonados en el bosque. Por último liberaron a las tres que todavía estaban con vida. Todas -Anny Fogel, Luba Federman (Dzilovski) y Jadzia Goldblum- sobrevivieron.

Algunas de las que siguieron marchando hacia Prachatice lograron escapar. Las restantes fueron entregadas por Alois Dörr a miembros de la Heimwehr local, quienes las condujeron a una colina en el bosque. Las mujeres temían que iban a ser ejecutadas, pero los guardianes, en su mayoría personas mayores, les ordenaron que se sentasen en un campo abierto. Esa noche las abandonaron en el lugar. Recién por la mañana del 6 de mayo las mujeres se dieron cuenta de que no estaban siendo vigiladas. Descendieron de la montaña hacia el Este, en dirección a la salida del sol – donde estarían los rusos. La mayoría llegaron a Husinec, un pueblo checo situado en el territorio del Protectorado. Llegaron cuando los pobladores se hallaban en la iglesia. Un farmacéutico local, Vaclaw Plachta, vio a una de las mujeres y alertó a los feligreses. Estos las llevaron a la taberna local. El único médico del lugar, Dr. František Krejsa, les proporcionó cuidados. Según sus instrucciones los pobladores les trajeron comida liviana de sus casas. El médico también se comunicó con el alcalde del pueblo vecino de Vodňany y le solicitó asistencia. Las mujeres fueron alojadas en una escuela de Vodňany que se convirtió en un hospital improvisado. Doce mujeres que sufrían de tifus fueron trasladadas al hospital de la cercana Volině, cerca de allí; dos de ellas,  Masha Heide y Liwia Zaks, fallecieron.

Mientras tanto los residentes de Volary, encabezados por Oskar Knöbl, comenzaron a administar tratamiento a las enfermas que habían sido abandonadas en la cabaña.

La sobreviviente del Holocausto Luba Dzilovski habla del asesinato de prisioneras en el último día de la marcha de la muerte
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Últimas horas de la tarde del 4 de mayo de 1945, Oberhaid, Checoslovaquia. Prisioneras de la marcha de muerte entre Volary y Prachatice.
Últimas horas de la tarde del 4 de mayo de 1945, Oberhaid, Checoslovaquia. Prisioneras de la marcha de muerte entre Volary y Prachatice.

"Según mis conocimientos de historia universal, nunca el mundo ha sido testigo de tal bestialidad y brutalidad masiva como se evidenció en el trato de esas mujeres."
Mayor henry N. Hooper, Volary, 8 de mayo de 1945

Liberación

El 6 de mayo de 1945 el 2º Regimiento de la 5ª División de Infantería del ejército norteamericano entró en Volary. Después de que los residentes les informaron que había un grupo de mujeres judías enfermas en la cabaña de la fábrica de muebles, mandaron para allí a algunos hombres. Veinte habían fallecido antes de la llegada de los soldados y dos más perecerían al día siguiente. En la cabaña quedaban 118 mujeres, la mayoría en condiciones deplorables. Gerda Weissmann Klein describió el día en que los americanos entraron en Volary en su memoria "All But My Life":

Liesel estaba acostada en el piso lleno de desperdicios. Sabía que estábamos libres pero no parecía eufórica. "¿Dónde está Suse?" le pregunté... "Se fue afuera por agua y no ha regresado. Hace ya mucho que se fue"... Salí a buscar a Suse. No estaba junto a la bomba de agua. La encontré cerca de allí tirada en el barro. Tenía los ojos vidriosos, sin mirada, pero por un momento no advertí que estaba muerta... "¡Suse, estamos libres!" la llamé. "¡Estamos libres, la guerra terminó!"... Cuando la toqué supe la verdad... No se lo dije a Liesel. Era demasiado triste para el día de la liberación.

Cuatro días más tarde, el 10 de mayo, Liesel Stepper también falleció en el hospital de Volary.

El 8 de mayo de 1945, dos días después de su llegada, los norteamericanos iniciaron una investigación exhaustiva destinada a establecer que es lo que esas mujeres habían tenido que soportar, y cómo habían llegado al estado deplorable en que se encontraban. Durante la investigación se recabaron testimonios de algunas de las sobrevivientes de la marcha, y de algunas de las miembros de las SS que la habían escoltado y que fueron capturadas más tarde. La pesquisa fue encabezada por el tte. coronel Robert F. Bates de la 5ª División de Infantería. Además de los testimonios el informe resultante contiene fotos impactantes de las sobrevivientes después de su llegada a Volary, así como detalles referentes a su condición médica.

  • El veterano del ejército norteamericano Harry Mogan rememora su primer encuentro con las atrocidades nazis
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  • El veterano del ejército norteamericano Kurt Klein habla de su primer encuentro como oficial con las atrocidades nazis
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  • El veterano del ejército norteamericano David Olds habla de su primer encuentro con las atrocidades nazis y con los habitantes alemanes de Volary
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Rincón de la cabaña de la fábrica de muebles de Volary
Rincón de la cabaña de la fábrica de muebles de Volary
Volary, Checoslovaquia, 8 de mayo de 1945
Volary, Checoslovaquia, 8 de mayo de 1945
 
Volary, Checoslovaquia, 11 de mayo de 1945
Volary, Checoslovaquia, 8 de mayo de 1945
Volary, Checoslovaquia, 11 de mayo de 1945
Volary, Checoslovaquia, 8 de mayo de 1945
Volary, Checoslovaquia, 11 de mayo de 1945
Volary, Checoslovaquia, 11 de mayo de 1945
Volary, Checoslovaquia, 11 de mayo de 1945
Volary, Checoslovaquia, 11 de mayo de 1945
Volary, Checoslovaquia, 11 de mayo de 1945
Volary, Checoslovaquia, 11 de mayo de 1945
Volary, Checoslovaquia, 11 de mayo de 1945
Volary, Checoslovaquia, 11 de mayo de 1945
Volary, Checoslovaquia, 11 de mayo de 1945
Volary, Checoslovaquia, 11 de mayo de 1945

"...Cuando entré al recinto pensé que teníamos un grupo de ancianos acostados... en ese momento me pareció que sus edades oscilaban entre los 50 y 60 años. Quedé sorprendido y shockeado cuando le pregunté a una de esas muchachas qué edad tenía y ella me dijo que diecisiete, cuando a mí me aparentaba tener no menos de cincuenta..."
Mayor Aaron S. Cahan (médico militar norteamericano), Volary, 7 de mayo de 1945

El hospital en Volary

El hospital militar alemán de Volary estaba ubicado en un edificio escolar de cuatro pisos. El 7 de mayo de 1945 las 118 mujeres fueron trasladadas de la cabaña de la fábrica de muebles a los primeros pisos del hospital, después de que los soldados alemanes fueran desalojados de allí.

Se encontraban en terribles condiciones. La mayoría pesaban entre 30 y 40 kilos. 111 sufrían de malnutrición y deficiencia vitamínica severa. Muchas tenían disentería. Casi todas estaban infestadas de piojos. Las plantas de sus pies estaban hinchadas, con heridas y ulceradas. Alrededor de 20 padecían de congelación.

El mayor Aaron S. Cahan, un oficial médico del ejército norteamericano fue designado para revisar el estado de las mujeres, controlar su traslado al hospital y supervisar el cuidado. Llegó a la cabaña de la fábrica de muebles por la tarde del 7 de mayo. En el testimonio que brindó dos días después relató lo siguiente:

"Mi primer vistazo a esas personas me conmocionó profundamente, dado que no podía alguna vez creer que un ser humano podía ser degradado, sometido a inanición, estar tan delgado y todavía estar vivo en esas circunstancias… como ratones una encima de la otra demasiado débiles para poder levantar un brazo… cuando entré a la habitación pensé que teníamos un grupo de ancianos acostados… en ese momento evalué que sus edades oscilaban entre cincuenta y sesenta años. Me sorprendí y conmoví cuando le pregunté la edad a una de esas muchachas y ella me contestó tener 17 años, cuando a mí me parecía que tenía no menos de 50… alrededor del 75 % debieron ser llevadas en camillas. El otro 25 % pudo con ayuda de otros arrastrar sus cuerpos extenuados desde la cabaña a la ambulancia… Como oficial médico de los Estados Unidos es mi opinión que por lo menos el 50 % de esas 118 mujeres habrían muerto en el lapso de 24 horas si no hubiesen sido encontradas y recibido un cuidado esmerado".

A pesar del cuidado que les fue proporcionado otras 19 mujeres perecieron en el hospital, entre ellas Fela Szeps, de Dąbrowa Górnicza, Polonia, de 25 años. Pesaba 29 kg al morir. De acuerdo a los registros médicos tenía la apariencia de una mujer de 75 años. Falleció en el hospital de Volary el 9 de mayo. La foto de ella agonizando en el catre de madera fue distribuida en la orden del día del 2º Regimiento de la 5ª División de Infantería.

Unos días después, el 13 de mayo, falleció también Nadja Rypsztajn, de 17 años, oriunda de Lodz, Polonia. Nadia tenía tres hermanas: Fela Eisen, Guccia y Mina, con las que había marchado desde Schlesiersee. Guccia y Fela fueron asesinadas por el camino. Solamente Mina (Heller) sobrevivió.

En noviembre de 1945 falleció Dora Ebbe, de 17 años, proveniente de Wiesbaden, Alemania. Era la más joven de cuatro hermanas que comenzaron la marcha juntas desde Grünberg. Sus hermanas, Hanni, Nellie y Leah la enterraron en el cementerio de Volary y partieron recién después de los siete días de duelo tradicionales.

La mayoría de las sobrevivientes que se habían recuperado abandonaron Volary en julio de 1945, y se dirigieron a campos de desplazados.

Los americanos establecieron en Volary un cementerio para las víctimas de la marcha. Acompañados por algunas sobrevivientes, desandaron el camino recorrido por las mujeres, tanto como fue posible por las condiciones de la época, y dieron sepultura a las que habían muerto a lo largo del camino.

En el cementerio de Volary hay 95 tumbas.

Los residentes de Volary cuidan de las sepulturas hasta nuestros días.



Los perpetradores

Alois Dörr, el comandante de la marcha de la muerte desde Helmbrechts a Volary fue sometido a juicio en 1969 en la corte de Hof, Alemania. Por sus crímenes y de los que estaban bajo sus órdenes, fue condenado a cadena perpetua. Después de permanecer en prisión durante 10 años, fue liberado por causa de mala salud. Murió en 1991.

Karl Herman Jäschke, comandante de la marcha de la muerte desde Schlesiersee a Helmbrechts, fue encarcelado en una prisión polaca en 1947 por crímenes de guerra. Fue liberado tres años más tarde y murió en 1970.

En 1995 las autoridades jurídicas de Hof, Alemania, comenzaron los preparativos para enjuiciar a Inge Schimming (Asmus), una de las mujeres de las SS que vigilaron la marcha. Falleció en Berlín antes de que comenzara el juicio.

  • La sobreviviente del Holocausto Gerda Klein recuerda la primera vez que vio al oficial norteamericano Kurt Klein, que más tarde se convertiría en su esposo, en la cabaña en Volary
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  • La sobreviviente del Holocausto Suzy Raful rememora su encuentro con el soldado americano Robert-Bob Raful, que más tarde se convertiría en su esposo, en Volary
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  • El veterano americano Kurt Klein rememora su primer encuentro con la sobreviviente Gerda Weissmann, que más tarde se convertiría en su esposa, en Volary
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52 sobrevivientes de la marcha de la muerte
20 de mayo de 1945, Vodnany, Checoslovaquia.
52 sobrevivientes de la marcha de la muerte
Survivors de la marcha
Volary, Checoslovaquia, julio de 1945.
Sobrevivientes de la marcha de la muerte
Survivors de la marcha
Volary, Checoslovaquia, julio de 1945.
Sobrevivientes de la marcha de la muerte
Survivors de la marcha
Volary, Checoslovaquia, julio de 1945.
Sobrevivientes de la marcha de la muerte
Sobrevivientes de la marcha de la muerte despidiéndose de soldados   americanos y de habitantes de Volary
Sobrevivientes de la marcha de la muerte despidiéndose de soldados americanos y de habitantes de Volary
Roszi Frank.  Hospital de Volary, Checoslovaquia, 8 de mayo de 1945
Roszi Frank. Hospital de Volary, Checoslovaquia, 8 de mayo de 1945

Nos lo quitaron todo, y nada puede curar la herida… eso queda para toda la vida…
Hanah Kotlicki

Sobrellevar la pérdida y el regreso a la vida

Después de un periodo de recuperación la mayoría de las sobrevivientes partieron de Volary en julio de 1945.

Algunas regresaron a sus  hogares con la esperanza de encontrar familiares que habían sobrevivido, pero sólo unas pocas hallaron a alguno de ellos. La mayoría llegaron a campos de desplazados situados en Austria, Alemania e Italia. Allí comenzaron el lento y doloroso proceso de reconstruir sus vidas, al mismo tiempo que se medían con su duelo, el trauma de los años de la guerra y la pérdida de sus seres queridos.

Después de algún tiempo las mujeres abandonaron Europa y emigraron a otros países, principalmente a los Estados Unidos y la tierra de Israel. Al llegar, la búsqueda de trabajo y las inevitables barreras idiomáticas trajeron nuevos desafíos. Se casaron, iniciaron familias y se involucraron en la vida comunitaria. La familia se convirtió en su máxima prioridad y encontraron alegría y satisfacción al poder otorgar una nueva vida a sus familias desaparecidas.

Sobrevivientes de la marcha de la muerte hablan de la liberación y la vida después del Holocausto
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Sobrevivientes de la marcha de la muerte (desde la izq.): Nelly Ebbe, --, Leah y Hanni Ebbe, Volary, Checoslovaquia, 8 de noviembre de 1945
Sobrevivientes de la marcha de la muerte (desde la izq.): Nelly Ebbe, --, Leah y Hanni Ebbe, Volary, Checoslovaquia, 8 de noviembre de 1945
Sobrevivientes del Holocausto Nelly Ebbe y Elias Blumner el día de su boda. Alemania, 1947
Sobrevivientes del Holocausto Nelly Ebbe y Elias Blumner el día de su boda. Alemania, 1947
Herta Tiberger en uniforme del Ejército de Defensa de Israel, Israel, 1948
Herta Tiberger en uniforme del Ejército de Defensa de Israel, Israel, 1948
Herta y Pinhas Goldman con su primer hijo Mordechai y su hija Shoshanah, Israel, 1957
Herta y Pinhas Goldman con su primer hijo Mordechai y su hija Shoshanah, Israel, 1957
Sobrevivientes del Holocausto Lea Frank y Avraham Holits el día de su boda, Satu Mare, Rumania, 1947
Sobrevivientes del Holocausto Lea Frank y Avraham Holits el día de su boda, Satu Mare, Rumania, 1947
Lea y Avraham Holits y su hijo mayor David, Satu Mare, Romania, 1949
Lea y Avraham Holits y su hijo mayor David, Satu Mare, Romania, 1949
Hanah Kotlicki (Anny Keller) y su primer hijo Jacob, Griesbach, Alemania, 1948
Hanah Kotlicki (Anny Keller) y su primer hijo Jacob, Griesbach, Alemania, 1948
Sobrevivientes del Holocausto  Hanah y Zvi Kotlicki con su hijo Jacob y la bebé Yona, Israel, 1953
Sobrevivientes del Holocausto Hanah y Zvi Kotlicki con su hijo Jacob y la bebé Yona, Israel, 1953
La sobreviviente de la marcha de la muerte Mary Reichmann y Bernard Robinson el día de su boda, 17 de junio de 1947, Dorchester, EEUU
La sobreviviente de la marcha de la muerte Mary Reichmann y Bernard Robinson el día de su boda, 17 de junio de 1947, Dorchester, EEUU
Mary and Bernard Robinson with their firstborn son Owen, together with Bernard's parents, Los Angeles
Mary y Bernard Robinson con su primer hijo Owen, junto con los padres de Bernard, Los Angeles, EEUU, 1955
Las hermanas Suzy (izq.) y Mariana Taubner, junto con el soldado americano Robert-Bob Raful, Volary, julio de 1945
Las hermanas Suzy (izq.) y Mariana Taubner, junto con el soldado americano Robert-Bob Raful, Volary, julio de 1945
La sobreviviente de la marcha de la muerte Mariana Taubner, el día que partió de Volary rumbo a su familia en Budapest, Volary, 12 de julio de 1945
La sobreviviente de la marcha de la muerte Mariana Taubner, el día que partió de Volary rumbo a su familia en Budapest, Volary, 12 de julio de 1945
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