Ioánina antes del Holocausto
Los comienzos
La comunidad judía de Ioánina, capital de la región administrativa de Epiro, en el noroeste griego, y una de las más antiguas del país, era una colectividad de hablantes de griego, a diferencia de los judíos de Salónica y Larissa que hablaban ladino. De acuerdo a antiguas leyendas los primeros judíos se establecieron en Ioánina tan temprano como durante el reinado de Alejandro el Grande, en el siglo IV AEC; o después de la destrucción del Segundo Templo, en el siglo I EC. Sin embargo las primeras fuentes escritas que documentan la presencia de judíos en la ciudad datan del siglo XIV. Los edictos de Andrónico II Paleólogo mencionan vasallos judíos que se encontraban bajo la protección del emperador, aunque algunos de ellos debían brindar servicios al obispo de Ioánina.
Después de la expulsión de los judíos de España a fines del siglo XV judíos españoles y portugueses también se establecieron en Ioánina. Sin embargo la comunidad original siguió manteniendo su identidad peculiar. Algunos de los deportados se integraron en la comunidad de hablantes de griego y otros fundaron la sinagoga sefardí fuera de la ciudad. Durante el siglo XVII los residentes cristianos se rebelaron contra los gobernantes turcos y fueron expulsados de la fortaleza de la ciudad, en la que vivían muchos de los habitantes. De ese modo los judíos de la ciudad fueron separados de la comunidad cristiana hasta el fin de la ocupación turca en 1913.
Entre 1788 y 1822 la región estuvo controlada por el albanés Alí Pashá, que designó a Ioánina como su capital. Alrededor de la fortaleza se construyó un muro doble, que existe hasta nuestros días. Los judíos gozaron de prosperidad económica y se ocupaban del comercio, la industria y las artesanías, así como de la banca y el servicio público. Los judíos trabajaban también de tejedores, pintores, orfebres y metalurgistas; otros trabajaban en la confección y la industria alimenticia. Sin embargo debían pagar impuestos elevados y no podían abandonar a ciudad sin permiso del gobernante. Por entonces comenzaron a sepultar sus muertos en el cementerio que se usa todavía en nuestros días.
Durante la revuelta griega contra los turcos en 1821 la ciudad fue destruida, pero gracias a la asistencia que los judíos habían dado al régimen la comunidad judía no sufrió daños, e incluso admitió refugiados llegados del sur de Grecia. La ciudad pasó por un auge de construcción y en 1824 se levantó una nueva sinagoga sobre los fundamentos de una antigua situada dentro de la fortaleza bizantina. La nueva sinagoga fue apodada "Kahal Kadosh Yashán" (Antigua Comunidad Santa) y existe hasta nuestros días. Contiguo a la sinagoga se construyó un Beit Midrash. En 1841 se construyó el "Kahal Kadosh Jadash" sobre los fundamentos de la vieja sinagoga en Ioánina.
A mediados del siglo XIX la comunidad judía de Ioánina era una de las comunidades centrales de Grecia y contaba con alrededor de 2.400 miembros, que constituían alrededor del 15% de la población de la ciudad. Por entonces se estableció un comité local de la Alliance Israélite Universelle, con el propósito de promover la educación y la cultura judías.
En 1869 estallaron dos grandes incendios en la ciudad. Partes extensas de la ciudad se quemaron, incluido el mercado local, cuyos edificios estaban construidos de madera. Más de 500 negocios y 500 casas privadas fueron destruidas. La industria de las pieles, que empleaba a cerca de 2.000 trabajadores, se vio severamente afectada. Todas las tiendas judías resultaron quemadas y cientos de judíos quedaron sin hogares. Algunos se vieron forzados a emigrar a Egipto, la tierra de Israel y los Estados Unidos. En esa ocasión el gran rabino de Ioánina se dirigió a los judíos de Alexandria en busca de ayuda.
Tres años más tarde estallaron incidentes antisemitas contra los judíos de Ioánina; uno de ellos fue muerto y muchos otros resultaron heridos.
Las autoridades turcas trataron de prevenir la repetición de esos incidentes, pero en realidad estos se volvieron cada vez más frecuentes, en especial durante le época de Pésaj, en la que la que los libelos de sangre eran más frecuentes. Además uno de los dos cementerios judíos fue confiscado por las autoridades otomanas. Durante este periodo numerosos judíos abandonaron Ioánina; muchos emigraron a la tierra de Israel.
A fines del siglo XIX se concretaron algunas iniciativas educativas en el seno de los judíos de Ioánina. El barón Hirsch dedicó fondos para el "Beit Haomanut" (Casa de artesanías) para suministrar capacitación profesional a jóvenes judíos que también seguían estudios religiosos simultáneamente. Se estableción una nueva "Sociedad para el estudio de la Torá" para promover la educación judía. Esta institución estaba mantenida en base a cuotas de suscripción. Se renovó la conexión con la Alliance Israélite Universelle y se estableció un comité de ésta que se convirtió en fundamental para la promoción de instituciones educativas en Ioánina, en especial durante el siglo XX. Además de esas iniciativas, se reconstituyó el Talmud Torá local. La mayoría de sus 350 alumnos provenían de familias de pocos recursos. Finalmente se estableció una "Asociación Fraternal" con el propósito de establecer una escuela para niñas, que continuó funcionando hasta principios del siglo XX.