Chełm durante el Holocausto
La ocupación alemana y el establecimiento del gueto

Chełm fue ocupada por fuerzas alemanas a principios de septiembre de 1939; el 25 de ése mes se replegaron ante el avance del ejército soviético. De acuerdo al Pacto Ribbentrop-Molotov la ciudad debía estar bajo control de Alemania y por lo tanto pasó nuevamente a sus manos el 9 de octubre. Durante su breve permanencia en Chełm los soviéticos establecieron un gobierno civil bajo un alcalde judío, que se contaba entre sus simpatizantes. Temerosos de represalias por parte de la población polaca cientos de judíos se unieron a las tropas soviéticas en retirada, quienes los habían instado a sumarse a ellos. De ese modo se salvaron de la suerte que sufrirían sus correligionarios más tarde. Inmediatamente después del regreso de los alemanes los judíos que permanecieron en Chełm fueron atacados y sometidos a tratos brutales, en parte por el rol que tuvieron algunos de ellos durante la breve ocupación soviética.
El 1 de diciembre de 1939 más de 1.000 judíos fueron asesinados durante la primera deportación de Chełm. El jefe de las fuerzas alemanas de la ciudad ordenó al líder de la comunidad judía reunir 2.000 varones judíos de entre 16 y 60 años en la plaza del mercado, donde parte de ellos fueron asesinados. El resto fueron llevados a Hrubieszow. Alrededor de 1.000 fueron asesinados por el camino. Unos 400 fueron obligados a nadar para cruzar el río Bug y la mayoría se ahogaron. Algunos centenares consiguieron sobrevivir y regresaron a Chełm.
En diciembre de 1939 fue nombrado un Judenrat de diez miembros y casi un año más tarde se estableció un gueto en un barrio sumamente pobre en los confines de la ciudad; los judíos recibieron la orden de mudarse a esa parte de Chełm. Algunos meses más tarde, a principios de 1941, decenas de judíos fueron deportados de Chełm y obligados a trasladarse al gueto de Wlodawa. Este proceso continuó hasta fines de marzo de 1941. Durante todo este tiempo los alemanes confiscaron las propiedades de los judíos, les obligaban a presentarse para realizar trabajos forzados, y de tanto en tanto les exigían la entrega de grandes sumas de dinero para asegurar la "seguridad" de la comunidad. En mayo de 1941 fueron deportados a Chełm alrededor de 2.000 judíos eslovacos. Desde fines de 1941 se prohibió la salida del gueto. En las puertas del recinto fueron apostados policías alemanes y polacos y se estableció un Servicio del Orden judío de 150 miembros para mantener el control dentro del gueto. Golpeados por el hambre y el hacinamiento, una epidemia de tifus reclamó numerosas vidas. Muchos de los habitantes intentaron introducir comida de contrabando; algunos fueron capturados y ejecutados sumariamente por los alemanes.
Durante el periodo de existencia del gueto los alemanes siguieron exigiendo la entrega de trabajadores forzados. Para algunos de los reclutados las labores forzadas significaban la reubicación en campos de trabajo distantes. Al mismo tiempo, judíos provenientes de lugares cercanos del distrito de Lublin iban siendo concentrados en el gueto de Chełm. Llegaban desprovistos de toda pertenencia, después de marchas forzadas durante las cuales habían sufrido torturas y maltratos, y obligados a observar la ejecución de cientos de sus congéneres.